“Siempre hemos de ir cayendo y levantando, pero aún así algún terreno avanzamos… porque siempre nos parece que estamos en el lugar que principiamos. Esto lo permite nuestro Señor misericordiosamente para mantenernos en humildad” (MC 15, Tomo I)
Cuando miramos nuestro crecimiento humano y espiritual muchas veces hacemos experiencia de que estamos estancados, que nos hemos propuesto un millón de compromisos y caemos en la cuenta que poco o nada hemos cumplido y la frustración se nos instala… ¿por qué siempre estoy igual? ¡No tengo remedio! ¿Podré algún día vencer esta debilidad? ¡No tengo más fuerzas!
Frente a estos sentimientos, Catalina, una mujer del siglo XIX, nos invita a mirar nuestra vida como un gran ciclo… donde el caer y levantarse es parte del camino, parte de esta gran travesía de vivir nuestra vida en plenitud… cada una de esas caídas tienen algo para enseñarnos, tienen escondida una perla preciosa que debemos animarnos a buscar y descubrir… y por eso después de cada caída no estamos en el mismo lugar, siempre algo avanzamos.
Te invitamos a que hagas presente en tu corazón aquellas características de tu persona que te gustaría cambiar, y que sientes al mismo tiempo, que por más insistes no avanzas nada, anímate interiormente a tomarlas en tu mano, y mientras escuchas la canción que sigue e intentá entregarselas al Corazón misericordioso de Dios, para que Él te vaya mostrando el gran regalo que hay detrás de ellas.