Testimonio de Marta Murias hermana del P. Carlos Murias. Mártires riojanos.
“Estoy feliz, de poder venir hoy, estar viva para honrar a mi hermano y sus amigos Enrique, Wenceslao, Gabriel. Es un día de veneración, de glorificación para todos los actos que los llevaron a la muerte, pero ellos lo hicieron por el Evangelio, por la gente, por su fe. Desde lo humano todavía sangro porque él es carne de mi carne, y sangre de mi sangre, y eso no me lo voy a olvidar jamás.
Si recordamos al Carlitos doméstico, teníamos un año y medio de diferencia, yo tengo 75 y el en octubre cumpliría 74. Lo que más nos gustaba con Carlitos en la escuela primaria era esconder los portafolios en un alto mimbre y le decíamos a mi mamá “nos olvidamos los portafolios y no podemos hacer los deberes”, entonces nos íbamos a montar a caballo y ensillar, en Huerta Grande en las Sierras de Córdoba.
Carlitos dijo en su última misa y ya sabía que estaba en peligro, podrán acallar la voz de Muria, pero jamás la del Evangelio, después de eso lo mataron.
Esta beatificación nos deja un mensaje de paz para los argentinos, no podemos aceptar ni bendecir la violencia, no podemos aceptar ni bendecir la corrupción, Carlos me decía ya a los 12 años que Jesús sacó con el látigo a los mercaderes del Templo. Gracias a todos los que se movilizaron para poder honrarlo.
Testimonio de María Rosa, hija de Wenceslao Pedernera. Mártires riojanos.
Vivimos este momento con mucha alegría, ansiedad y nervios también, porque nunca pensamos que mi papá iba a llegar a los altares. Es un bálsamo para aliviar tanto dolor que vivimos en aquella época.
Esta beatificación se la dedico a todos los Wenceslao que hay en Argentina y el mundo que son muchos, mi papá no quedó truncado porque muchos lograron llegar donde el soñaba. Eso nos reconforta.