Diálogo con la Dra. Verónica Talamé. Por Rosana Triunfetti, Prensa @Madre Catalina, Instituto Esclavas del Corazón de Jesús.
Verónica Talamé es salteña, exalumna de las Hnas. Esclavas. Doctora en Teología Bíblica desde el 2007, la primera mujer laica argentina con este título académico. En 2019 fue elegida presidenta de la Asociación Bíblica Argentina. Una mujer dedicada a la formación Bíblica, con la mirada en el Evangelio y los pies en la tierra, al estilo de la Madre Catalina, de quien se siente una “fan destacada”.
¿Del pasado, de los años de formación en Roma qué recuerdos te acompañan fuertemente?
Fueron 9 años los que pasé en Roma estudiando, así que son muchos recuerdos -unos más presentes que otros-los que hasta hoy me siguen acompañando. Pero si tuviera que ponerles un denominador común, sin dudarlo, los resumiría en una sola palabra: providencia.
Cuando viajé para empezar mis estudios, llevé la primera cuota de un auto que había vendido para costearme mi estadía allá. El sacerdote que me lo compró, todos los meses me depositaba en una cuenta y con eso subsistía. Nunca me faltó la cuota. Apenas se me acabaron esos “ahorro mensuales”, decidí volver. Primero porque ya había terminado el Bachillerato en Teología y para mí el objetivo estaba alcanzado, y segundo porque ya no tenía más recursos. Vivir en Europa siempre fue caro. Pero antes de sacar pasaje de vuelta, fui a hablar con una de las profesoras del primer año de estudio -Bruna Costacurta-, y ella me dijo que sería una pena que no hiciera también la Licenciatura en Teología Bíblica que tanto me gustaba…Ella misma se ocupó de gestionarme una beca en la Universidad, a la que salió de garante con su propia firma.
Me tocaba ver el tema alojamiento. Las hermanas donde me alojé el primer año, también me ayudaron “en la medida de mis posibilidades”, hacía traducciones, enseñaba castellano a una niña africana, trabajaba en una pequeña fotocopiadora, hacía de portera en el Colegio universitario donde residía, le hacía mandados a mis otras compañeras de Residencia, entre tantas otras “changuitas” que la Providencia me iba presentando por todas partes. Así viví casi 4 años más, y terminé la Licenciatura en Teología Bíblica. Nunca me faltó nada. Incluso me alcanzaba para volver una vez por año a mi casa.
Tengo en mi memoria un día que se había anunciado nevada en Roma, una cosa muy inusual, un 8 de Diciembre. Mientras todos en el Colegio donde vivía celebraban la fiesta de la Inmaculada, yo sentada en el suelo de la capilla, bajo una imagen de San José, inundándolo de lágrimas y diciéndole: “con una sola frazada no voy a poder resistir el frío que se viene, y plata para comprar otras no tengo… ¿qué hago?”.
A las horas de mi sentida oración, la mamá de mi compañera de pieza aparece desde Celano (una localidad a más de 300 kms de Roma) con dos acolchados super abrigaditos “uno para su hija”, y otro para “la que seguro no tenía de donde sacarlo en día feriado” . No me puedo olvidar mi asombro y gratitud. Ninguna de las dos le habíamos pedido nada… pero ella, cual ángel protector, viajó sólo “para que no pasáramos frío esos días”. Apenas se volvió a su casa, yo fui a agradecerle a San José por su tan solícita respuesta.
Tuvo prensa que una mujer y laica presida la Asociación Bíblica Argentina. Esta noticia impactó, ¿a vos también te sorprendió?
Para serte sincera, no. No me impactó el hecho de que una mujer laica fuera elegida presidente. Lo que sí me impactó, en cambio, fue el hecho de que fuera posible presidir la ABA desde el interior. Yo resido en Salta. Es innegable que actualmente la mujer está presente en casi todos los ámbitos de la vida social, política, y asimismo eclesial. Mis 9 años de estudios bíblicos en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma los compartí con sacerdotes, seminaristas y religiosos de cuantas congregaciones te puedas imaginar. Más del 90 % del alumnado eran varones, así que para mí es una realidad “connatural” que ellos sean mis “compañeros” o ahora mis “colegas”. Siempre me respetaron y yo a ellos.
¿Te parece que este espacio ganado por la mujer tiene que ver con una movilización de las mujeres por protagonizar espacios institucionales y también eclesiales?
En mi caso, seguramente no. No siento ni que sea “un espacio ganado” ni que yo me haya “movilizado” por protagonizar la presidencia. El clima que se vive en la Asociación es muy familiar, fraternal y amigable… así que, como en la gran mayoría de las familias, todos, tanto varones como mujeres, estamos totalmente al servicio de los fines de la Asociación, cada uno desde lo que pueda aportar. Estoy como en “mi casa” y mi propuesta de conducción espero pueda ser lo más cálida, participativa y “sinodal” posible. Quisiera que todos sigan participando con la mayor responsabilidad y solidaridad que puedan, como hermanas y hermanos, discípulas y discípulos, misioneras y misioneros, al servicio de la Palabra.
¿Cómo analizas desde el Evangelio, la polarización entre feminismo – machismo y dónde te parece que está la clave para vivir más la fraternidad, el respeto por el otro?
Todos los “ismos” son extremos y, por lo tanto, hay que seguir trabajando para que alcancen su “justo medio”. Desde el Génesis con los Patriarcas, el Éxodo con Moisés… y tantos otros, el lugar de la mujer siempre estuvo relegado, y la polarización feminismo-machismo era el “pan nuestro de cada día”. Desde el Siglo I, la época de Jesús y de San Pablo, y principalmente gracias a ellos, la mujer fue alcanzando una mayor participación y rol protagónico. Sin embargo, aunque se avanzó muchísimo, todavía creo que falta más paridad y equilibrio. La clave para vivir una mayor fraternidad, un mayor respeto… es siempre la misma: se llama Jesús. En la medida que más asumamos “los mismos sentimientos que Cristo Jesús” (Fil 2,5), veremos hacer y haremos cosas mayores, incluso a las que Él mismo hizo. Tanto Jesús como Pablo vivieron el permanente desafío de evangelizar una cultura de muchos valores y logros, pero también de grandes desigualdades y atropellos a la dignidad humana, donde el poder de las armas, la esclavitud, las desigualdades sociales, el avasallamiento de las minorías, el relegamiento de la mujer eran moneda corriente. A nosotros nos pasa lo mismo. El desafío es seguir evangelizando.
¿Por qué a los Católicos nos cuesta a diferencia de otros credos, vivir más prendidos y guiados por la Palabra de Dios, el Evangelio?
No lo sé. Pero intuyo que en gran medida (seguramente no es la única causa) tiene que ver con “la tradición de nuestros padres”. Muchísimo cristianos son tales, más que por propia convicción, porque fueron bautizados, hicieron la comunión y fueron confirmados en una familia cristiana. Nacieron y desde niños se criaron así, pero la opción de fe adulta, no volvieron a asumirla. Muchos miembros de otros credos, en cambio, eligen pertenecer a ellos siendo adultos y aceptan libremente atenerse a lo que esos credos les proponen. La necesidad de vivir “más prendidos de la Palabra” surge de la misma vida creyente asumida diariamente. No podés hoy -con todos los desafíos anti-cristianos que tenemos- ser plenamente cristianos católicos apostólicos romanos si no te nutrís -día a día- del “Pan de la Palabra”. Así como no podemos ser fuertes físicamente sólo comiendo una vez por semana, tampoco podemos mantener viva y vital nuestra fe sólo escuchando una sola vez por semana la Palabra.
¿Nos ayudás con algunas claves para vivir más desde el Evangelio?
Suplicar todos los días Espíritu Santo; pero hacerlo “como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar”, tal como aprendimos de aquella antiquísima oración al Sagrado Corazón. Quien no suplica Espíritu Santo para “vivir más desde el Evangelio” y convencido que sin Él no puede nada, creo que todavía no entendió la dinámica del Reino.
Familiarizarnos con la Palabra hace que podamos amar cada día más a Jesús y en Él a nuestros amigos y enemigos. Nadie ama lo que no conoce. Ella nos enseña el plan del Padre cómo es Jesús, la Madre de Jesús y tantos otros que nos precedieron en el arduo camino de la fe. Pero sobre todo, la Palabra nos da la experiencia de este Don tan grande que nos hizo el Padre en Jesús. Ella nos nutre, nos ilumina, nos responde preguntas, nos consuela, nos fortalece… “Si conociéramos el Don de Dios” (Jn 4,10). El Señor nos da el Agua viva que todos anhelamos hasta convertirnos en manantiales -incluso para otros- de esa misma Agua que deseamos.
Vivir amando. Una de las mayores riquezas que tenemos a disposición es el tiempo. Hacer los ya conocidos, pero también inventar nuevas formas y gestos de amor, creo que es la gran clave evangélica. Conozco gente que vive como “en negativo”, tratando de no pecar. Sin embargo, contemplando -por ejemplo- la escena de aquella mujer pecadora de Lc 7,36ss, que al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa de un fariseo, se presentó con un frasco de perfume y poniéndose detrás de él (cual discípula), se puso a llorar a sus pies, a bañarlos con sus lágrimas, a secarlos con sus cabellos, a cubrirlos de besos y a ungirlos con perfume. ¡El amor la hizo creativa! En cambio el anfitrión, el fariseo apegado a la ley, omitió uno a uno de estos gestos. Jesús no ignoraba los pecados de la mujer, pero gracias a sus tantos actos de amor, nos dejó una gran lección: “por eso te digo (al fariseo, y en él a nosotros) que sus pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor…”. ¡Estamos llamados a ser artífices de una sociedad más humana, más fraterna, más cristiana… y por qué no… más bíblica! Esto solo lo logra el amor a la manera de Jesús, como nos lo enseñó y lo vivió Él.
¿Cuál es tu mayor preocupación en este momento en lo social, político y eclesial?
Ser y hacer lo mejor posible, lo que estoy llamada a ser y a hacer. El Señor me confió una misión: hacer conocer, difundir, profundizar… -pero sobre todo- hacer que otros se enamoren de Su Palabra. Esa es mi mayor preocupación diaria. Estoy convencida que en la medida que nos enamoremos más y más de Jesús, en la medida que seamos más discípulas/os y misioneras/os, más vamos a poder fecundar los distintos ámbitos sociales, políticos y eclesiales.
Amor y reparación, ¿te dicen algo?
Claro. Soy exalumna del Colegio de Jesús de Salta y fan de la Madre Catalina. Todos los días, después de la lectura diaria de la mañana, hago la Novena a la Madre Catalina que realmente es una joyita espiritual. Me llena de fuerza y de confianza en el Señor. Me da aliento para afrontar el día a día. Si tuviera que hacer una síntesis, te diría que la mejor manera de reparar es AMANDO, dando “todo” lo que tengo, como la viuda.
Frases destacadas!
“Estamos llamados a ser artífices de una sociedad más humana, más fraterna, más cristiana y más bíblica”.
“La mejor manera de reparar es AMANDO, dando “todo”, como la viuda”.