11.02.2020. Aniversario de la llegada de las primeras Hermanas para fundar el Instituto Sagrado Corazón, Rancagua, Chile. (1923-2020).
Por Claudia Herrera, profesora de lenguaje y Sub Directora del Instituto.
Las grandes historias se escriben en el corazón de hombres y mujeres de excepción y la historia de nuestro Instituto Sagrado Corazón es la mejor que podríamos contar…
Comienza en una silenciosa esquina en Astorga, en el centro de Rancagua. Allí el padre José Miguel Galaz soñó fundar una Casa de Ejercicios Espirituales y un colegio para niñas, a cargo de una congregación de hermanas que las educara en las ciencias humanas y en la fe. Él establecerá los nexos para traer a las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. El 3 de septiembre de 1922, la superiora Madre Margarita comunica la aceptación oficial de la fundación.
Parten las primeras cinco hermanas que prepararían todo. En ferrocarril llegan a Santiago las “exploradoras chilenas”: Madre Catalina de Ferreyra, hermana María Serafina Estrella, hermana Margarita María de Groupillant, hermana Carmen de María Angulo y hermana Margarita María Brennan. Las esperaba el Padre Galaz, tres días después viajan a Rancagua en un antiguo tren: era el 11 de febrero de 1923, a las diez de la mañana. La estación estaba repleta y fueron recibidas con respetuoso cariño.
Cuando el amor es intenso y el corazón y la misión son demasiado grandes, dos colegios son necesarios para acoger el sueño de Madre Catalina. La mañana del 15 de abril de 1985 se inauguraba el hermoso edificio del Instituto Sagrado Corazón, quien acogerá a la Escuela Gratuita, dirigida por muchos años por Madre Margarita María Brennan.
Madre Margarita, el corazón de la fundación
Su bendición fue un acto solemne al que asistieron autoridades ministeriales, eclesiales y educacionales y gran concurrencia de amigos y benefactores. Así la historia confirmaba que este proyecto era obra de Dios, que expandía su tarea con fuerza y profunda esperanza.
Será la entrañable figura de la hermana Margarita María Brennan el corazón de esta nueva fundación. Saber de ella y conocer sus obras es admirarla, quererla y entender que se convirtió en el espejo de una perfecta esclava del Corazón de Jesús. Desde su silla de ruedas brillará por su espíritu de servicio, humildad e infinita capacidad de amar a las más pequeñas.
Hermana Margarita nació en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1883, hija única de un hogar ejemplar. Se diplomó en 1908 de Piano, Solfeo, Dibujo y Pintura. El 23 de agosto de 1910 ingresó como novicia a la Casa Madre de las Hermanas Esclavas en Buenos Aires. Permaneció 10 años hasta que el Señor le hizo la más hermosa invitación: cruzar Los Andes y fundar la escuela Gratuita que se convertirá pasados los años en el Instituto Sagrado Corazón.
Como Hija de Madre Catalina
Dictó clases de arte, preparó Primeras Comuniones, dio clases de catecismo, atendiendo a las alumnas más pequeñas, pues serán ellas a quien dedicará su obra más profunda: se la recuerda por atender siempre a los más débiles y necesitados; trabajar de cerca con los pobladores en sus necesidades materiales y espirituales; estar atenta a dar consejos y afecto a quien lo necesitara; asesorar al Primer Centro de Ex alumnas; preparar personalmente disfraces de las niñas para las kermesse; dar las primeras nociones de lectura y aritmética a las pequeñas con mayores dificultades y dirigir la Escuela Gratuita hasta el año 1957, tarea en la que se sintió especialmente feliz…
Quiso el destino que un error la dejara postrada en una silla de ruedas por 25 años. Esta silla encierra el dolor que llevó con heroica resignación y gratuidad, siendo la admiración de todos quienes la rodeaban porque su actividad no cesó y recorrió todos los rincones de su querida escuela y continuó atendiendo todas las necesidades.
El día 23 de agosto de 1960 cumplió 50 años de vida religiosa, Bodas de Oro que llenaron su corazón de gozo. Ese día la comunidad de Rancagua le expresó su admiración y agradecimiento por el incansable servicio durante 37 años, y la Ilustre Municipalidad le confiere la más alta condecoración: la Medalla de la Santa Cruz de Triana.
En el libro de memorias de la casa se registran de puño de las hermanas sus últimos instantes: “En el mes de agosto, el día 14, nos visitó Nuestro Amo, llevándose a su reino a nuestra querida y santa hermana Margarita Brennan, quien fue modelo de virtudes y llena de celo apostólico. Ha dejado un edificante recuerdo de sus virtudes, de su dedicación a los pobres y necesitados y fueron ellos los que se mostraron más agradecidos y también los más apenados con su muerte.
Sin agonía, como un sueño, como fruto maduro que cae, precisamente porque ha llegado a su plena madurez, ella entregaba su preciosa alma a Dios…”
Hermana Margarita María Brennan, por su eterno legado, renace en cada amanecer y se descubre entre los patios y corredores de nuestro querido Instituto Sagrado Corazón.
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