Escribe:Carolina Alberici ecj.
Sumergirse en la vida cotidiana de esta obra te hace entrar en contacto con el corazón de Madre Catalina en sus orígenes, allí cuando inicio su sueño dorado. Ella veía en su camino socorrer a las mujeres, a las niñas, para darles una oportunidad diferente, para mostrarles una posibilidad de reparación en sus corazones dañados, realidades que brotarían de la experiencia del Amor.
Y eso es lo que se experimenta entre estas paredes, es la sencillez del amor que se abre paso entre nuestras vidas (las de las niñas y las de quienes somos parte de esta casa), el amor que restaura lo que parece quebrado, el amor que ve en el otro una posibilidad y no un fracaso, el amor que te mira en lo profundo y te dice me importas, a mis ojos tenes un valor único.
el amor restaura lo que parece quebrado
Cada una de las niñas llegan acá con diferentes historias y caminos, la vida las convoca y ellas parecen estar abiertas a aceptar esta oportunidad. Vamos descubriendo en ellas una fuente de espontaneidad, sencillez, transparencia, que nos hacen disfrutar de la sencillez del amor.
Sus gestos que brotan de lo más sencillo y necesario en toda persona humana “ser amados y sentir que a otro le importamos”. Sus preguntas acerca de lo que no comprenden, o les resulta extraño… y la transparencia de abrir el corazón aún cuando esto signifique en sus vidas emprender junto a nosotros un camino doloroso…
Es fascinante compartir con ellas su experiencia con el Corazón de Jesús, en este vínculo que van construyendo con él desde la oportunidad que les regaló en sus vidas, ellas expresan su amor para con Él y de algún modo hacen entrever que tienen la certeza de que el Corazón de Jesús y Madre catalina son dos personas que velan incondicionalmente por ellas… experiencia que comparten años después en los encuentros de egresadas del hogar.
La vida en el hogar te enfoca en lo esencial, en la vida, y este reacomodar el foco es a partir de un grupo de niñas que te invitan a recorrer junto a ellas la experiencia de Amar y Reparar.
Amar y reparar
Quienes nos vamos haciendo parte de esta obra no podemos decir otra cosa que “es un espacio donde se palpita día a día el Amor y la reparación”
Porque desde los más pequeños detalles vamos experimentando esta fuerza incomparable del amor en nuestra propia vida y en la vida de las personas que forman parte de ella.
Las niñas son una fuente de espontaneidad, sencillez, transparencia, que nos hacen disfrutar de la sencillez del amor. Sus preguntas acerca de lo que no comprenden, o les resulta extraño… sus gestos que brotan de lo más sencillo y necesario en toda persona humana “ser amados y sentir que a otro le importamos” y la transparencia de abrir el corazón aún cuando eso signifique emprender junto a nosotros un camino doloroso…
Muchas veces ante esta experiencia uno queda interpelado ante nuestras prioridades, opciones, cuestionamientos, y al contemplar sus vidas descubres que “lo esencial” muchas veces se está corriendo de nuestros ojos.
Los días en el hogar transcurren como en una familia, hay momentos compartidos, peleas, juegos, horas de estudio, algunos retos, lágrimas que acompañan algún conflicto, hasta que llegan dos momentos sagrados: el momento en que recogemos el día y el saludo de las buenas noches, dos espacios donde nos hacemos conscientes de cuánto nos regala Dios a través de esta obra.
Junto al Sagrado Corazón
Cuando recogemos el día nos ponemos bajo el Sagrado Corazón y buscamos compartir aquello más significativo de lo vivido en la jornada, lo que se va tiñendo de risas por recordar algún momento compartido, pedidos de perdón al reconocer momentos donde nos hemos excedido con alguna compañera, y súplicas que nos hacen de puente con sus familias y las realidades que ellas “saben” están viviendo los que más quieren… creo que esto lo hace un momento muy especial, se da una comunión en sus corazones y de algún modo nos hacen parte del mismo. Este momento siempre termina de una manera “casi obligada por ellas mismas” (que si no la haces te lo reprochan y debemos completarnos antes de irnos a la cama)… “Sagrado Corazón de Jesús en vos confío” y “Beata Catalina de María ruega por nosotros”… ambas jaculatorias son para ellas un momento sagrado… tal vez son la certeza de que hay dos personas que velan incondicionalmente por ellas… experiencia que comparten después con los años en los encuentros de egresadas del hogar.
Al irse cada una a sus habitaciones viene el ritual de saludarlas una a una, momento que disfrutamos mucho, porque es el ratito donde podemos compartir desde lo más simple como acomodar lo necesario para el otro día, como así también aquello que no se animaron a expresar con las demás compañeras… momento de confidencias y de últimas sonrisas… un beso de buenas noches, la señal de la cruz y un impase que nos lleva hacia el nuevo día…
Desde 1892 alberga a niñas en situación de riesgo
Cuando voy saliendo del pasillo de las habitaciones me llevo en el corazón muchas cosas vividas, el corazón se dispone una vez más a presentarle al Sagrado Corazón cada una de sus vidas, agradecerle lo que va sanando en ellas y en mi… y me quedo con una sonrisa interna que me produce la esperanza de saber que todo esto es obra de Él y de su gran amor por nosotros.
Ubicación: Mendoza 3890 – Santa Fe – Argentina.
Contacto: Te. 0342 4527641 – Facebook hogarsantamagdalena – Email: hogarsantamagdalena@yahoo.com.ar Pertenece al Instituto de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús.
Para DONAR: a través de la Fundación Misión Compartida https://www.mercadopago.com/mla/checkout/start?pref_id=270835127-f18b56cd-9038-47e9-90c1-3c5cd543192a