27.08.2020. Propuesta mensual Oración Familia Carismática. Este 27 de Agosto está destinado a la reflexión sobre el Medio Ambiente. Por Equipo de Pastoral Colegio Belén (Santiago del Estero).
Oración por nuestra tierra
Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas, Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza. Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie. Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos. Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.
El Papa Francisco en Laudato Sí, nos decía: “Las criaturas de este mundo no pueden ser consideradas un bien sin dueño: «Son tuyas, Señor, que amas la vida» (Sb 11,26). Esto provoca la convicción de que, siendo creados por el mismo Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde” (…) “Esto no significa igualar a todos los seres vivos y quitarle al ser humano ese valor peculiar que implica al mismo tiempo una tremenda responsabilidad.
Tampoco supone una divinización de la tierra que nos privaría del llamado a colaborar con ella y a proteger su fragilidad. Estas concepciones terminarían creando nuevos desequilibrios por escapar de la realidad que nos interpela. Es verdad que debe preocuparnos que otros seres vivos no sean tratados irresponsablemente.
Pero especialmente deberían exasperarnos las enormes inequidades que existen entre nosotros, porque seguimos tolerando que unos se consideren más dignos que otros. Dejamos de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria, sin posibilidades reales de superación, mientras otros ni siquiera saben qué hacer con lo que poseen, ostentan vanidosamente una supuesta superioridad y dejan tras de sí un nivel de desperdicio que sería imposible generalizar sin destrozar el planeta. Seguimos admitiendo en la práctica que unos se sientan más humanos que otros, como si hubieran nacido con mayores derechos.
Alaba, alma mía, al SEÑOR;
alabe todo mi ser su santo nombre.
Alaba, alma mía, al SEÑOR,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él perdona todos tus pecados
y sana todas tus dolencias;
él rescata tu vida de la muerte
y te cubre de amor y compasión;
él colma de bienes tu vida.
El SEÑOR ha establecido su trono en el cielo;
su reinado domina sobre todos.
Alaben al SEÑOR, todos sus ejércitos,
siervos suyos que cumplen su voluntad.
Alaben al SEÑOR, todas sus obras
en todos los ámbitos de su dominio.
¡Alaba, alma mía, al SEÑOR!
Madre Catalina enseñaba a las Hermanas: “Acuérdense siempre, que somos pobres, y el pobre cuida lo que tiene, porque no tiene más” (Apuntes Ana de la Cruz pág 84).
En sus últimos años cuando por falta de salud ya no podía ir al coro, hacia la meditación de la mañana en su aposento. Un día dijo a la hermana que la atendía: “Esta mañana ha estado un pajarito en mi puerta, en ese rosal, cantando las alabanzas de su Creador” y ponderaba como el pajarito le enseñaba a hacer lo mismo (Apuntes Ana de la Cruz, pág 93).
A menudo hacia suya la exclamación de su protector San Ignacio de Loyola: ¿Qué valor tienen las cosas de la tierra cuando contemplo el cielo? (Apuntes Ana de la Cruz, pág 96).
Como Familia de Madre Catalina recemos juntos su oración, pidiendo su intercesión y pronta Canonización.
Oh Dios, que al inspirar a la Beata Catalina de María
la fundación de una familia religiosa, llenaste su corazón de celo por la salvación de los hombres. Y nos dejaste en ella un ejemplo de humildad, obediencia y caridad, te rogamos completes tu obra, glorificándola en la Iglesia entre los santos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Con Madre Catalina nos ponemos en camino en el cuidado de la Casa común.