Karina Leal es docente del nivel inicial del Colegio Belén (Santiago del Estero), nos comparte la experiencia personal y comunitaria de llevar a madre Catalina a la comunidad gitana. Su Sueño Dorado es poner en vigencia el proyecto integrador de alfabetización para los niños gitanos, junto a las alumnas del secundario del colegio Belén. Tiene la certeza de que junto a la Beata madre Catalina lo logrará.
El Proyecto se realiza en la Parroquia de La Salette en la ciudad de La Banda cerca de la ciudad Capital de Santiago del Estero, del que participan docentes, alumnas, padres, abuelas, exalumnas, jóvenes del grupo MEJ del Colegio de Belén de las Hermanas Esclavas de Santiago del Estero.
Mi nombre es Karina Leal docente del nivel inicial del colegio Belén (Santiago del Estero). Es una misión propuesta por la Pastoral de itinerante o también llamada Pastoral de Movilidad humana, que es ir a la comunidad de los gitanos. No resulta fácil volcar esta experiencias vividas por lo pluricultural y por los prejucios que hay en torno a la comunidad de los gitanos.
Hace tres años que Hermana Nilda me invitó a formar parte de la Pastoral gitana, una realidad social vulnerable. Lo tomé como una oportunidad de ayudar a revertir esta marginalidad; así comenzamos a compartir jornadas de trabajo fraterno en las que les enseñé que existen otras formas de vivir para poder insertarse en una sociedad con valores éticos y sociales.
Comencé con mis dos hijas Felicitas y Catalina de María, en nombre de Dios aprendimos a observar, escuchar y sentir como propios los problemas de la comunidad gitana. Así mismo fuimos estableciendo fuertes vínculos por medio de las celebraciones, cantos, juegos, oraciones y festejos, y con las alegrías y tristezas del diario vivir. Llevo un recuerdo guardado en el corazón: cuando perdí a mi padre, una madre gitana, Susana, me ofreció su consuelo, acompañamiento y un abrazo lleno de empatía.
Fue trascendental vivir el año de la beatificación de nuestra Beata Catalina de María junto a otros misioneros. Mis hijas les enseñaron cantos y la historia de Madre Catalina, junto a la estampa, con la oración que nos permitió un momento de recogimiento y de celebración.
Mi historia con madre Catalina
Recuerdo aquella mañana que recibí de una de las hermanas una tarjeta con la imagen de madre Catalina y en el dorso decía: “Es un sentimiento natural que las madres pensemos que con nuestra presencia curamos a nuestros hijos”. Desde ese día ella me dio una respuesta de fe y esperanza. Así fui conociéndola con profunda admiración como mujer generosa, sensata, alegre, firme pero tierna.
“Mi niña Catalina de María es un verdadero milagrito, tiene cinco años y ama la vida”
En un especial momento de mi vida que necesité reparación acudí al amor que nunca falla, el del Sagrado Corazón de Jesús y le pedí a Catalina que intercediera por mi hija que había nacido muy pequeña con 1kg y medio, pie bot y un emangioma en la cabeza. Madre Catalina desde ese momento me guío por el camino correcto protegiéndola en cada intervención y en ABSOLUTA CONFIANZA Y GRATITUD LE PUSE SU NOMBRE.
Gratitud
Hoy tengo una profunda gratitud por los logros alcanzados, los cambios de hábitos de higiene, cortesía, modales y de vida, como verlos rezar disfrutando con alegría y esperando con ansias el escuchar la Palabra de Dios que permite conocerlo y amarlo.
Pero la obra no termina aquí, mi gran Sueño Dorado es poner en vigencia el proyecto integrador de alfabetización para los niños gitanos junto a alumnas del secundario del Colegio Belén y tengo la certeza de que con el acompañamiento de Beata Catalina, será posible. Gracias madre Catalina, vos vives en mí!