10.06.2020. Comunicación @MadreCatalina – Elaborada por Hna. Carolina Alberici ecj. Hnas. Esclavas del Corazón de Jesús.

NOVENA AL CORAZÓN DE JESÚS

“Valoremos la vida con Amor, contagiemos la esperanza con reparación”

PRIMER DÍA: “Un Amor que nos mira en lo más profundo”

Nos ponemos en presencia de Dios

En este primer día de la Novena dejemos que el Corazón de Jesús nos mire, que detenga su mirada en lo más profundo de nuestro corazón… y con confianza dejemos en su Corazón el nuestro…

Te invitamos a escuchar esta Canción: Hoy Señor Vengo ante Ti (Cristobal Fones).

El Corazón de Jesús mira con compasión y ternura, así acoge toda vida humana, entran allí los dolores más hondos y las alegrías más grandes…

El Corazón de Jesús tiene una mirada amplia, inclusiva, acogedora donde todos tenemos cabida sin exclusión.

Tiene una mirada misericordiosa, que acoge nuestra vulnerabilidad, nos reconcilia con nosotros mismos y con los demás, haciéndonos sanadores sanados de heridas

Su mirada no desconoce la realidad, no pasa por alto el dolor, la incertidumbre, la ambigüedad, sino que reconociendo todo ello nos invita a tener una mirada más amplia, para contagiar juntos la esperanza.

Sólo esta mirada, la de Su Corazón nos permitirá reconocer la grandeza del amor de Dios presente en el Mundo y nos llevará a contagiar una renovada esperanza.

Pidamos al Corazón de Jesús que siempre encontremos en su mirada el lugar donde somos en plenitud nosotros mismos.

Rezamos el Acto de Consagración

Rendido a tus pies, ¡Oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña, de continuo, tu adorable Corazón, te pido humildemente, la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo. Para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen ama y sirven.

Mira que soy muy pobre dulcísimo Jesús y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar, mira que soy muy rudo oh! Soberano maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas para luz y guía de mi ignorancia. Mira que soy muy débil, oh! Poderoso amparo de los débiles y necesito apoyarme en Tí para no desfallecer.

Sé todo para mí, Sagrado corazón: Socorro de mis miserias, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. Tú me alentaste y convidaste cuando con tan tiernos acentos dijiste, repetidas veces en tu Evangelio: “Venid a Mí, aprended de Mí, pedid, llamad…” a las puertas de tu corazón vengo hoy, y llamo, pido y espero.

Del mío te hago formal y decidida entrega: tómalo Tú, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer digno en le tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Sagrado Corazón de Jesús, En Vos Confío.