21.08.20. Propuesta de reflexión del Área de Comunicación @MadreCatalina, Hnas. Esclavas del Corazón de Jesús. Entrega N° 3
En Agosto estamos poniendo luz sobre un tema clave y más en el contexto de la pandemia la “Reparación”. La propuesta es dejarse iluminar y profundizar acerca del carisma de Amor y Reparación, don y tarea para vivir el Evangelio como familia de Madre Catalina. Y compartirlo, para que el bien se multiplique y se contagie la creatividad reparadora.
Este viernes te invitamos a recorrer el camino de la reparación desde la posibilidad de ser plenamente nosotros mismos.
El proceso de reparación conduce a una configuración más auténtica de la identidad personal. Esto porque incorpora la realidad vivida y la propia vulnerabilidad, como experiencia vital. Pero también porque no permite fijar la autodefinición desde la herida, sino en la capacidad humana de sobreponerse al daño, al odio y al dolor. Al ser ejercida, hecha historia con¬creta, la reparación humaniza, es decir, hace más plena y genuinamente humana a la persona (y a los grupos humanos) que vive estos procesos. (Carolina Montero Orphanopoulos aci, “Vulnerabilidad, reconocimiento y reparación” Pág. 137).
Si recordamos la aparición de Jesús Resucitado a Pedro, podemos ver cómo Jesús lo ayuda a sobreponerse a las negaciones, Jesús no le reprocha el mal cometido, no le recuerda la traición de aquel día. Reconociendo en su interior la auto percepción que tenía de sí Pedro después de la pasión lo confirma, lo pone de pie desde el amor “¿me amas?”.
Pedro será líder del resucitado no por la perfección de su vida, sino desde el haberse sentido puesto de pie desde el amor por Jesús. En su interior quedará por siempre grabada la historia de reparación gestada en él, y desde esa experiencia podrá ser acogida y perdón para los demás. Desde esa experiencia será más auténticamente Pedro.
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La reparación necesita de la compañía de otros.
La reparación implica reconocer la realidad dañada.