Oración: Señor eres el Dios de la Fe. Sólo en la noche profunda del corazón, cuando callan la mente y la boca, en el silencio total y en la Presencia Total, dobladas las rodillas y abierto el corazón, sólo entonces aparece la certeza de la fe.
Sagrado Corazón de Jesús hoy te aclamo y reclamo, te afirmo y confirmo, te pido y te necesito, te añoro y te anhelo… Amén
Recordamos a Madre Catalina…
“Elevemos nuestros corazones al cielo (…), entréguese a Él con toda su voluntad para que haga de usted lo que Él quiera”5
“Tenga mucha fe y constancia en no dejar sin ofrecerle a nuestro Señor ni una hebra de hilo que corte para principiar las costuras, que yo le aseguro que con esto sólo lo hará abandonar el campo y darse por vencido, yo no me olvido de usted ni podría hacerlo aun cuando quisiese”6
Reflexión: Madre Catalina descubrió que los tiempos de dificultad, contradicción y necesidad, son tiempos de mucha fe y paciencia; paciencia esperanzada en un Dios que está fuertemente presente aún cuando parece ausente. Pues la dificultad es una gran oportunidad para manifestar nuestra fe en obras diciendo a Dios: “No te siento pero sé que estás”. Esta experiencia la llevó a cimentar en su persona las ayudas necesarias para que, como dijimos en otra ocasión, los momentos de dificultad se convirtieran en pilares de su unión con Dios.
Vivir en la fe significa aceptar con amor lo que cada momento nos depara imprevisiblemente. No resistir sino entregarse, ésa fue la fe de Madre Catalina. También para ella Dios fue ‘aquel que calla’. Sin resistir se entregó una y otra vez, en silencio, al Silencio lleno de Presencia. “Dejó a Dios ser Dios” en su vida. Por eso Señor ¡Tómame de la mano!; que el amor apriete y me sienta aupado cuando la dificultad ya viene.
Con mucha confianza rezar por………………….. la oración a Madre Catalina pidiendo su intercesión.
5 RODRÍGUEZ, Catalina de María. AGE. “Cartas y Escritos”, MC 66 1883 10 29. 6 AGE. Ibíd. MC 110 188? ?? ??.
6 Acercarse a la fe de Catalina es reencontrarse con su corazón humilde que consciente de su contingencia todo lo espera de Dios… No sabemos qué hay detrás de la pared (y la pared se llama tiempo), pero sí conocemos a Aquel ‘en cuyas manos está nuestra vida’ (Sal. 30), y eso basta.