Hermana Ascensión Pino, Rancagua, 1919 – Copiapó, 2005
Fue una excelente vocera; ya anciana, en la Comunidad de Copiapó, llamaba a los medios para contarles las actividades que se hacían en el Colegio, ella misma daba reportajes. Tuvo claro que en Rancagua se encontró con el primer amor de Jesús. Con su voz convincente reparó tantos miedos a responder públicamente.
Las Pino, como se conocen en la Congregación, eran tres hermanas que fueron a su vez, Hermanas Esclavas: Marta, Práxedes y Ascensión a quien conoceremos ahora.
Sabia y alegre son los mejores adjetivos para su persona, también animaba y se interesaba mucho por las hermanas jóvenes. Además era una excelente vocera; ya anciana, en la Comunidad de Copiapó, llamaba a los medios para contarles las actividades que se hacían en el Colegio, ella misma daba reportajes pero antes y según su entender, para tener bien la voz, se preparaba un batido de clara de huevo que le suavizaba la garganta. También solía decir que no era muy justo que, en los meses de calor, los alumnos tuvieran que andar con medias y zapatos mientras nosotras las hermanas, calzábamos sandalias.
Muy concreta y realista, cierta vez que yo estaba afligida por una situación, ella me dijo: ¡No te preocupes! ¡El año que viene vas a tener un problema más grande que no te vas a acordar de éste!, a la vez me animaba diciendo que contara con la gracia de Dios que está presente para cada momento.
Siempre tenía la respuesta rápida y una broma en sus labios. Decía que desde niña, las hermanas del Colegio Sagrado Corazón de Rancagua le habían enseñado a ser una buena mujer y que allí se había enamorado de Jesús. En todos los lugares en donde estuvo fue muy querida; en la comunidad de Villa Dolores sirvió varios años y, al ser trasladada la gente organizó una manifestación por las calles para evitar su partida. Le encantaba celebrar cuanta fecha tuviera que ver con su vida consagrada, es así como festejaba (y se hacía festejar) la fecha de cuando sintió su vocación, cuando ingresó, sus votos temporales y perpetuos. Alegremente decía que su objetivo era hacer ver el amor del Corazón de Jesús y conquistar vocaciones.
La sonrisa constante de la hermana Ascensión era el reflejo de su corazón bondadoso, corazón que había sido conquistado por el mismísimo Corazón de Jesús.