La fe de varias mujeres en especial la de Valeria, que oraron y pidieron la intercesión de Madre Catalina, alcanzó para que Guillermina una niña de dos años que sufrió un accidente doméstico recuperara su vida. Su mamá Valeria, se anima a contarlo, ella fue testigo directo del momento trágico y relata lo sucedido como una “gracia especial” recibida en el 2016 en Santiago del Estero. Hoy lo sienten como un milagro de la Madre Catalina.
El 14 de septiembre del año 2016, mi pequeña hija Guillermina, en ese momento tenía dos años, se ahorcó con la tira de una cortina, ubicada en un pasillo que da a un patio de luz y a un living comedor. Al regresar del baño, me encontré con el peor panorama dentro de mi propia casa, ella estaba colgada de la tira, sin respiración, sus labios morados…
Aterrada con la escena, que parecía un mal sueño, la alce en mis brazos clamando a Dios, “Dios mío, mi hija no, no puede ser”. Estaba sola, mi esposo estaba trabajando; en esos segundos críticos vino a mi mente la representación de mi hija saliendo de la panza y yo rezando, como había sido su nacimiento.
En ese momento del accidente, la recosté en el sofá y ella no respondía, parecía sin vida, la alce en brazos y salí del departamento, vivíamos en un piso sexto, clamando auxilio, en el quinto piso le practique respiración boca a boca, allí ella suspiró con mucha dificultad; a partir de ese momento continué con la maniobra hasta llegar a planta baja. A la salida del edificio, mientras me sumía la indecisión –de segundos- a qué clínica la llevaba, o si lo hacía caminando, o ayudándola a respirar, o en auto, porque tal vez sin ayuda no llegábamos a tiempo de salvarla, justo pasaba por el lugar un médico que me ayudó a trasladarla a una clínica privada.
Guille en ese momento empezaba a convulsionar, en eso llegó su pediatra y le suministró un calmante, luego la trasladaron a un centro de mayor complejidad donde la entubaron, le colocaron respirador y la sedaron al máximo, para evitar daños cerebrales, el diagnóstico médico era el peor, muy crítico por 48 horas.
No había ninguna esperanza
Había que esperar si superaba el riego de vida, “solo depende de Dios” nos dijo la Jefa de médicos de Terapia intensiva “superado el riesgo de vida hay que hablar de las secuelas, quizás ya no sea la misma niña, tal vez sea como un bebe” afirmó la médica.
Guille estaba aislada porque no tenía que recibir estímulo de nada, su presión intra-craneana estaba alta, por lo que existía el riesgo de que se le formase un coágulo y tengan que hacerle una cirugía cerebral. El tercer día su salud se agravaba cada vez más, estaba más inestable y con mucha taquicardia por efecto de las drogas.
Al entrar a la sala escuché una conversación del médico que decía que ya no sabía qué hacer que no la podía estabilizar.
En ese momento salí, fui a la casa, traje el cirio bautismal, lo encendí y oré por la vida de mi hija; ingresé a la sala donde estaba Guille y me quedé toda la tarde rezando a su lado pidiendo a Dios y a la Virgen por mi pequeña; ahí notaba que al cantar en mi mente música de adoración “cuando levanto mis manos…” se le estabilizaba la presión articular, oraba y me preguntaba qué era lo mejor para ella.
Por primera vez en mi vida pude sentir el sacrificio y el dolor de nuestra Santísima Virgen, el dolor más grande, el sufrimiento de un hijo. Mi vida se desplomaba, pero a pesar del dolor tenía “Fe” en Jesús, fe que me devolvería a mi hija.
Llega Madre Catalina
Esa misma noche al salir de la terapia, conocí a Madre Catalina, Madre Inés de la Congregación Esclavas del Corazón de Jesús de Santiago del Estero, seguramente conmocionada por la noticia del hecho, me trajo una reliquia de Madre Catalina, su oración y nos invitó a los presentes a rezar el Rosario, rezamos los misterios gloriosos, al cabo del tercer misterio, recordé un mensaje que me acompañó durante el embarazo de Guille, cuando participaba en un grupo de oración con hermanas de Cristo Rey; Jesús me había dicho “NO TEMAS”. Era otra pista que me ayudaba a continuar creyendo a pesar del dolor y los desalentadores diagnósticos médicos.
Madre Inés me pidió que le acerque la reliquia a Guille, pregunté a la enfermera porque esa noche ya no podía entrar, no obstante la enfermera accedió a mi pedido y le colocó la imagen de Madre Catalina en la almohada cerca del catéter de PIC, que media la presión cerebral.
Al día siguiente por la tarde vino el neurocirujano, y dijo que le retiraba en catéter de PIC porque ya no existía riego de cirugía ni de coágulo, que su presión cerebral se había estabilizado. Guille seguía grave, pero estable.
Desde ese día comencé diariamente a la madrugada a despertarme para rezar el Rosario con la Oración de Madre Catalina, pasaba a ver a mi hija y a las 7 de la mañana participaba de la misa en el Colegio Belén con las Hermanas; lo hice durante tres días, porque al tercer día Guille despertó y pidió a su mamá. Desde entonces ya no me retiraba de su lado. A pesar de la angustia sabia que Jesús nos acompañaba y eso nos ayudaba a seguir.
“Esta oración rezaba todos los días junto al Rosario y la Oración al Divino Niño y luego visitaba a Guille a ver si seguía con vida”
Al octavo día, por necesidades del servicio, nos sacaron de Terapia porque necesitaban una cama o una nena se moría. Confiado en la ayuda y misericordia de Dios, salimos sin reproches y Dios nos premió porque Guille despertó como de un sueño, hablaba, se movía, pidió un chupetín, no tenía ninguna secuela. Los médicos no podían creerlo, su lenguaje, motricidad, estaba perfecto.
Video: imágenes grabadas con el celular del papá de Guillermina, a pocas horas de despertarse y lograr su recuperación sin secuelas.
Hoy Guillermina, es una nena feliz, asiste al Colegio Belén y pertenece a la Familia de Madre Catalina, todos pertenecemos a esta familia, la llevamos en nuestros corazones y rogamos por su canonización. Como familia, queremos testimoniar esta “gracia especial” que nosotros lo vivimos como un milagro. Poseemos la documentación médica que respalda este testimonio. Estamos muy felices y agradecidos de haber sido bendecidos con la concesión de una “gracia especial” por la intercesión de Madre Catalina, y de haber experimentado el poder de Nuestro Señor.
Testimonio de Hermana Inés Tessi quien le acercó la reliquia
“Como todos los jueves vamos al Hosital CEPSI de Santiago del Estero a visitar a los enfermos con el grupo “Jóvenes por el Reino”. Llevábamos una reliquia de Madre Catalina porque nos habían dicho que una niña, Guillermina, había tenido un accidente.Yo sólo me acerqué para hablar con alguien de la familia y nos pidió que rezáramos el Rosario, le dejé la reliquia, esa noche había mucha gente, así que con amigos de la familia rezamos con mucha fe el Rosario e invocamos la intercesión de Madre Catalina con la oración que cada uno tenía en una estampita. En ese momento pedí que le acercaran la reliquia a Guillermina a la terapia intensiva y una enfermera lo hizo.
Se aferró a la madre Catalina
Me impresionó la fe de la mamá, que sin conocer a Madre Catalina se aferró esa noche a la madre, y desde ese día Valeria y su familia fueron conociendo más de la vida de Catalina de María para encomendare la salud de Guillermina, hoy alumna de nuestro colegio en la Salita de 3 años. En el colegio estamos todos muy felices por esta recuperación por tratarse de una gracia grande que Dios obró por medio de Madre Catalina”. (Directora del Colegio de Belén de Santiago del Estero).
Curiosidad
Conmovedora imagen diseñada por un niño sordomudo de Santiago del Estero. Cuando se enteró del estado de gravedad de Guillermina la compartió en las redes sociales con una cadena de oración, pidiendo que recen por la recuperación de la niña.