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Testimonios. El Sueño Dorado de dos jóvenes apasionados por los Ejercicios Espirituales

17.02.2020. Experiencia de jóvenes que dan Ejercicios Espirituales en San Juan.

Yanina Lobos. (36 años. Colegio La Inmaculada, San Juan). 

“Las huellas de Jesús en nosotros, son huellas de eternidad”

“Si miro para atrás, descubro que conocí la espiritualidad ignaciana a través del MEJ, recuerdo que las Hermanas y laicos que nos acompañaban nos fueron empapando de este modo de encontrarnos con el Señor.

Un momento clave fue en la comunidad “Jóvenes por el Reino”, cuando la Hna. Fernanda Mullady nos invita a que hagamos ejercicios en Córdoba y con mucha ayuda me encontré haciendo mis primeros Ejercicios Espirituales. ¡UN GRAN REGALO! Jesús salió a mi encuentro, derramando todo su amor y misericordia y por gracia descubro allí un Dios que me crea para amar y ser plena. Esta experiencia fue fundante para mi vida y mi búsqueda vocacional.

Este deseo de mantener viva esta experiencia de Dios tan personal e intima, me anima a seguir dando pasos para adentrarme más en esta espiritualidad. Pero este camino no fue en soledad, sino acompañada por personas que me ayudaron e invitaron a tener una relación de amistad con Jesús, a darme cuenta de lo que pasaba en mi interior y de poder expresarlo con palabras, a descubrir la voz de Dios entre tantas voces.

Alguna vez, escuche que las huellas de Jesús en nosotros son huellas de eternidad y ese es el mayor regalo que recibí. A partir de esta experiencia me siento llamada, invitada a servir al Señor y a la Iglesia a través de los Ejercicios Espirituales.”

Diego Moral. (34 años, Ingeniero Agrónomo). 

“Cada decisión está marcada por el discernimiento ignaciano”

Los Ejercicios Ignacianos los descubrí (de joven), cuando las Hermanas Esclavas nos invitaron por primera vez a hacer unos ejercicios en Córdoba. Fue muy significativo porque no teniendo los recursos económicos para hacerlos nos ayudaron para poder viajar y ese gesto fue un gran regalo.

Ahí experimenté lo de encontrarme de una manera nueva, distinta; descubrí mi propio mundo interior. Fue empezar a conocer el mundo de las “mociones”, como dice San Ignacio, del discernimiento, que en el interior estaba lo bueno que venía de Dios y también el “Mal Espíritu” que se podía también discernir.

Después hicimos otras experiencias con amigos y compañeros de camino del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), y ahí se gestó el deseo de seguir manteniendo esta experiencia espiritual personal. Particularmente, me ayudó mucho en el discernimiento de mi vocación por un lado, y después me ayudó a  encarar el paso al matrimonio.

Hicimos unos ejercicios previos con Belén, quien ahora es mi esposa, eso fue un momento clave, crucial, porque al ver a muchos jóvenes sirviendo junto al Jesuita que daba los ejercicios, ahí me hizo un clic. Además de ser una experiencia maravillosa de descubrimiento personal, me sentí  llamado, invitado a llevar a la Iglesia y a otros hermanos este espacio de encuentro personal con el Señor como un momento fuerte de encuentro y de envío misionero.  Sentí muy fuerte el deseo de empezar a servir desde éste ministerio que son los Ejercicios Espirituales.

La espiritualidad ignaciana marcó, atravesó mi vida, en lo espiritual, familiar, profesional, en mi matrimonio. Esta espiritualidad se encarnó en mi vida, y cada decisión está marcada por el discernimiento ignaciano.

El “Sueño Dorado” de Yanina y Diego

Actualmente Yanina y Diego junto a la comunidad de Hermanos del Instituto de San Juan ofrecen tandas de Ejercicios Espirituales cerrados, abiertos y en la vida diaria.  

Una experiencia que no fue inmediata, sino confirmada en el tiempo con personas que sentían lo mismo. La formación fue calve en esta etapa, en el 2015 comenzaron la Escuela de Ejercicios Espirituales en Mendoza, y dos años junto a un grupo de laicos, religiosos y religiosas que los ayudaron a caminar en este servicio.

La pregunta anterior para llegar hasta aquí y luego de mucha oración junto a la comunidad de San Juan fue “¿Por qué Madre Catalina fundó una congregación con la espiritualidad Ignaciana? Volver a la vida de Madre Catalina, a su “Sueño Dorado”, desde ahí Dios nos fue mostrando y confirmando el servicio a través de los Ejercicios.” 

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