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Testimonios. Mujeres que “reparan”. Ester eligió a las familias wichi

Fuente. Comunicación Madre Catalina.

Lleva genes de luchadora de Madre Catalina y se siente parte de esta gran Familia. Ester apuesta a la Vida en la Escuela Nº 4819 Pozo de la Yegua . Un lugar donde vienen haciendo un trabajo comunitario y misionero con las familias wichi, junto a las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús.

Esta es la historia de Ester Lidia Ramoa de 48 años y 25 conviviendo con los hermanos wichi del Chaco salteño, desde el 2005 en la localidad de Santa María departamento Rivadavia, en Salta.

Una mujer con estilo Catalino, porque lleva adelante su Sueño dorado, ama lo que hace con el plus de “reparar” lo que sea necesario por familias wichi que saben de olvidos y necesidades.

A Ester la conocimos a través de la hermana Marita Barrionuevo ecj. quien viene acompañando con su cercanía a las familias de la zona desde hace varios años. Cuando llegó la crecida furiosa del río Pilcomayo los primeros días de Febrero de 2018 ahí la contactamos a Ester y a sus hijos para conocer su historia. Actualmente es maestra rural Directora de la Escuela Nº 4819  Pozo de la Yegua su lugar en el mundo, y por varios años estuvo a cargo de la escuela Isi nilataj traducido a lengua wichi “Luz eterna”.

Ester llegó a esta zona muy joven a un paraje llamado Bajo Grande donde solo había un techo de paja para dar clases a una población donde el 90% era wichi: “Nos llevó mi abuelo materno que conocía bien el campo, yo tenía cuatro años y mis hermanos dos años y Nicolás era bebe. Estábamos rodeados de aborígenes, buenos y muy curiosos que nos observaban todo el tiempo hasta que entraron en confianza. Ahí mi madre con solo 20 años estuvo cuatro como maestra interina, pero ya se notaba la fuerza de su vocación” cuenta Daniel su hijo mayor (30).

“Su logro más grande en este lugar fue conseguir el agua potable luego de 15 notas que presentó sin darse por vencida. La gente hasta ese momento se abastecía con agua de la laguna. Recuerdo que no había nada, la luz la encendíamos con unos mecheros que alumbraban a gasoil. Esto marcó mi infancia de una manera radical”, dice Daniel Torres hijo mayor de Ester, abogado, vive en Córdoba, quien dice orgulloso que ingresó con promedio 10 a la Facultad de Derecho de la UNC; y cuando les cuenta a sus colegas y amigos esta parte de su historia, les cuesta entender como su madre dio la vida sin esperar nada a cambio.

Daniel (fotos) es agradecido con las hermanas Esclavas que le abrieron camino en Córdoba y recuerda entre otras historias, cuando lo hermana Marita Barrionuevo lo acompañó a un noticiero –marzo del 2006- para contar su experiencia de vida que impresionó a la prensa cordobesa.

Ester no conoce de vacaciones, ni de viajes, ni de muchas posesiones, “Mi mamá fue madre, cocinera, maestra, enfermera, psicóloga, todo eso junto, yo no recuerdo tardes donde ella no ayudaba a los chicos que venían atrasados en la enseñanza” expresa Daniel.

El ciclo lectivo 2018 comenzó recién el 19 de Marzo porque era imposible para los chicos llegar a la escuela por la devastadora inundación que no les dejó nada, y a casi tres meses de la crecida del río Pilcomayo familias wichi no pudieron volver a sus casas, algunas vivieron por mucho tiempo a la orilla de la Ruta 54 y esperan que les demos una mano.

“Me siento enraizada con la gente del lugar como si fuera mi familia, aquí se crearon mis vínculos y estoy para pensar en ellos. Conozco a cada familia y quiero a los niños como parte de mi vida, aquí la gente es buena y generosa, poco comunicativa así que además de enseñarles, escucho a las mujeres que se acercan para contarme sus miedos, sus problemas, necesidades y les doy la información que necesitan”, comenta Ester en una comunicación telefónica.

La Escuela Nº Nº 4819 Pozo de la Yegua tiene 215 alumnos en doble turno de 8 a 12.15 y de 12.45 a 17 horas; los chicos llegan caminando o los llevan en moto porque les queda a unos 4 km de distancia. Cuentan con auxiliares bilingües para que los niños aprendan la legua propia wichi y el castellano. Ester lamenta y al mismo tiempo suplica por una mejor asistencia médica para los pobladores “en estos últimos meses entre 4 y 6 mujeres perdieron a sus bebes por no llegar a tiempo al parto”.

No obstante la Escuela intenta promover con esfuerzo un programa de salud por medio de un proyecto de enfermería para estudiantes a cargo de Marta Salazar de Alto Tartagal que van una vez al año, momento que aprovechan de este recurso.

Mujer incansable que está sostenida por la “fe”, la esperanza, en una apuesta a la educación, a la vida digna en una constante lucha por mejorar las condiciones de vida de las familias aborígenes. Ahí descubrimos a una mujer “reparadora” que los contextos desfavorables no le impiden hablar de la bondad de Dios, “Seguimos rezando y confiando y nos sentimos acompañados por Madre Catalina” dice Ester que ya se siente parte de la Familia de Madre Catalina.

¿Qué necesitan? 

Si bien el drama pasó para la agenda de los medios, continúa la desolación de la gente que necesita levantar de nuevo sus casas. Ester pide a todos los que puedan sumarse con algunos elementos para ayudar en este momento puntual: Agua mineral, chapas para las viviendas, plásticos grandes que les sirven como paredes de las casas hasta tanto ellos puedan construir las paredes de material; y los que pueden con dinero.

Las donaciones se reciben en:

Tucumán en el Colegio Sagrado Corazón de calle Alberdi 501 – Tucumán – Argentina. De lunes a viernes 8 a 14 y el sábado de 8 a 12 horas.

En Córdoba. Colegio de María, Nivel Inicial y Primario: Oncativo 1170, Nivel Medio calle David Luque 560. Tel.: 0351 452-2711. Barrio General paz – 5004 Ciudad de Córdoba y también en la Casa Madre (al lado del colegio). Hermanas Doly y Emilia. Sumate!!

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