“Tenga paciencia que los bienes que le han de traer los trabajos son muy grandes… No hay duda que el padecer es amargo, pero por esto es tan grande el premio.” (MC 13, Tomo I)

Audio: Andrea y Lucía, Colegio Divino Corazón, Buenos Aires. 

En estos tiempos estamos muy habituados a huir de todo aquello que nos hace sufrir, o que nos trae alguna complicación; somos hijos de una sociedad que quiere excluir de la vida todo lo que no es agradable a nuestros sentidos… y con ello nuestra experiencia del mundo y de la vida se empobrece.

Estas circunstancias si bien son delicadas nos traen un aprendizaje nuevo, distinto, sorpresivo, permanecer  en el dolor, acogerlo, hacer una ofrenda de él en nuestra vida, nos regala la riqueza de la experiencia del Resucitado, de la nueva vida que brota de aquello que pudiese significar muerte.

Madre Catalina es una gran maestra en esto, ella no buscaba el sufrir, sino más bien, cuando este la visitaba, lo acogía con la certeza de que el Corazón de Jesús estaba ahí para acompañarla y atravesarlo juntos, obteniendo así el gran premio de una vida en plenitud.

En este día te invito a reconocer cuáles son esas circunstancias que me significan un trago amargo, un esfuerzo extra, haz una lista de ellas, y luego preséntate ante el Señor y ofrécelas pidiendo que él las convierta en nueva vida para ti.