Cuatro mártires que dieron su vida por un país mejor
Por monseñor Ricardo Araya. Obispo de la diócesis de Cruz del Eje.
Qué puede aportarnos al momento social de divisiones que vive nuestro país el mensaje de estas cuatro personas que dieron su vida por un país mejor.
Los cuatro mártires Riojanos hicieron una opción clara por identificarse con Cristo pobre, se identificaron con Cristo manso. Nos dieron ejemplo de la fortaleza que por gracia de Dios solo poseen los mansos, como Cristo en la cruz.
Creo que nos invitan a optar por ver en todo ser humano a un hermano y en cada hermano entrar en relación con Cristo que quiso identificarse con los pequeños y pobres de todos los tiempos.
Supieron recibir la gracia del amor crucificado de Cristo hasta el final. Esta opción gracias a Dios la hicieron muchos hombres y mujeres, a lo largo y a lo ancho de toda América latina. Creo que la pacificación y progreso de los pueblos se logra escuchando a los que más sufren.
Enrique Angelelli
Concretamente ¿Qué tanto necesita la Iglesia de hoy del mensaje, palabra y acción de Angelelli?
La Iglesia en Argentina necesita promover en medio del pueblo la cultura del encuentro, un mayor “tinkunaco” entre nosotros y con Dios. Aquel abrazo de paz entre españoles y nativos diaguitas sigue siendo una señal para los argentinos siempre necesitados de encontrar lo que nos hermana. El bien común por encima de los intereses personales o sectoriales, “incluyendo a todos y privilegiando a los pobres”. Mons. Angelelli puso en esto el ministerio y la vida misma hasta el final.
Wenceslao Pedernera
Wenceslao Pedernera como laico, ¿Qué invitación hace a los laicos?
Invita a transitar los caminos de la conversión que comenzando por el propio corazón se visibilizan en obras para la gloria de Dios el bien de los demás. Invita a dar un paso más en el compromiso con las necesidades concretas; sin buscar el aplauso, ni el engaño de la tonta vanidad.
Es una invitación muy clara a vivir el protagonismo del Pueblo de Dios a partir del bautismo y la fe, a comprometerse con el protagonismo de los laicos que, en palabras del Papa Francisco, son simplemente la mayoría del Pueblo de Dios a quienes han de servir con espíritu evangélico los Obispos, los sacerdotes y los diáconos.
Murias y Longeville
Los curas Murias y Longeville ¿Pueden ser semillas de nuevas y fieles vocaciones? ¿Por qué?
Seguramente que son semillas de nuevos cristianos y de nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Lo que no sabemos es dónde y cuándo se darán; pero la fe y la experiencia nos enseñan que el martirio es un don para la Iglesia y el mundo.
Se podrán callar las voces de los profetas pero la vida de los mártires dará fruto abundante.
¿Cómo late tu corazón de sacerdote y de obispo ante esta beatificación y que sentido le das?….especialmente porque Murias nació en tu diócesis.
Me asombra que en San Carlos Minas (Departamento de Minas) la gente le llame Carlitos para diferenciarlo de su padre llamado Carlos y por el cariño que le tienen porque era amigo de los peones y sencillo en el compartir con la gente del pueblo, con los jóvenes y con quien se cruzaba por las calles. Lamentablemente la gran inundación sufrida hace algunos años atrás se llevó las fotos que hoy andamos buscando.
Siento que Dios le regala a una población empobrecida y creyente en Dios y en los Santos un abrazo
En realidad su nacimiento está registrado en Córdoba capital y fue bautizado en la Parroquia de La Falda. Sin embargo, con su familia compartió los veranos en la casa de San Carlos y durante algún tiempo trabajó con su padre en el campo. Es común escuchar que Carlos decía que era de Minas.
Me llena de esperanza en los jóvenes porque él siendo muy joven y desilusionado por las dificultades de la época, descubrió que desde la consagración como fraile franciscano podía servir al Evangelio de Jesús y a la gente.
Siento que Dios le regala a una población empobrecida y creyente en Dios y en los Santos un abrazo, una caricia que les anima la esperanza de los cristianos.
Finalmente, todo me hace recordar a Mons. Oscar Romero de El Salvador tan malinterpretado por algunos, y tan querido por el pueblo salvadoreño. En una gran avenida de la ciudad hay un monumento que lo honra mucho tiempo antes de ser declarado mártir que recuerda unas palabras suyas: “qué bien responden los pueblos cuando se los sabe amar”. He escuchado a personas que se arrepienten de haber equivocado los juicios hechos a su persona y que ahora confían en su intercesión ante Dios.
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