email@esclavascorazonjesus.org

Search
Close this search box.

Devoción a San José. Otro momento de angustia superado

Devoción a San José. Otro momento de angustia superado

Dra. Verónica Talamé, Curso virtual «San Jo» Hombre de Dios. Pinceldas bíblico-espirituales. Organizado por Animación Bíblica de Salta, Argentina, en el Año dedicado a San José.

”Tu padre y yo te buscábamos angustiados” (Lc 2,48)

Del asombro a la reprensión: pasado el asombro, la Madre, perpleja, hace saber al hijo la angustia que les había causado. Si bien el relato tiene como actores principales al joven y a “sus padres”, y secundariamente a los doctores de la Ley, en el v.48, María asume el protagonismo. El diálogo comienza con mucha ternura y contención: “«Hijo mío»”.

Teknon (hijo) es un término de ternura; el posesivo “mío” le suma contención.
Pero inmediatamente vino la reprimenda justa ante un comportamiento inaceptable para los padres, en el que ambos quedan involucrados: “¿Por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”.

Lucas recoge el disgusto y el dolor, humanamente comprensibles, de dos padres responsables. La angustia de haber perdido lo más preciado y valioso que existe en sus vidas. El hecho de que no fuera el padre, sino la madre, quien lo puso en evidencia, resalta una vez más, la incuestionable perspectiva mariana que atraviesa todo el “Evangelio de la Infancia” según Lucas.

Lucas pone en primer lugar y en boca de María, al padre: “«tu padre y yo»”, dándole el protagonismo a José. Y es natural. Si al padre pertenece alimentar, cuidar del hijo, velar por él, es normal que a él le corresponda buscarlo, si se pierde. Aunque en la búsqueda le acompañe su mujer. ¿Qué habrá sentido José cuando oyó de labios de María decir “tu padre”?

Como dice el Papa JP II: “ésta no es una frase convencional; las palabras de la Madre de Jesús indican toda la realidad de la encarnación, que pertenece al misterio de la Familia de Nazaret. José, que desde el principio aceptó mediante la «obediencia de la fe» su paternidad humana respecto a Jesús… descubría ciertamente cada vez más el don inefable de su paternidad” (Redemptoris Custos 21).

El participio griego “ὀδυνώμενοι” (angustiados), se usa en circunstancias extremas. También en este caso busca expresar toda la intensidad del dolor de José y de María por la desaparición del Hijo.

Aparece, por ejemplo, para caracterizar las angustias del rico Epulón en el infierno y significar no solamente los dolores sin remedio, sino también sus desconsuelos sin solución (cfr. Lc 16,24-25).

Es la angustia que Pablo llevaba en su corazón por el rechazo de Cristo que, él sabía, podría llevar a la condenación a sus hermanos israelitas (cfr. Rom 9,1-5). Es el sufrimiento extremo de los ancianos de Éfeso cuando se dan cuenta de que despiden a Pablo y no lo volverían a ver nunca más (cfr. Hch 20,38).

La angustia y pena que sufrieron José y María por la supuesta pérdida del Niño fue como el anticipo de lo que sentirán en sus corazones cuando se aparte de ellos definitivamente, rompiendo los lazos que tan fuerte los tendrían ligados y que tantas alegrías les proporcionarían en los años de vida compartida.

Estos “tres días” que tardaron en encontrarlo son una parábola, como una anticipación de lo que en un día – humanamente- será separación definitiva, pero hasta el “tercer día” en que volvería a estar presente, aunque de una manera diferente y para siempre.

El texto muestra al niño en el proceso de una autonomía que se va afirmando. No hace lo que quieren sus padres y sí lo que ellos no esperan. Ellos sufren por esto. Cualquier madre o padre sano comprende lo que expresa María: “hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto”? (v.48).

Dulzura y firmeza

Dulzura y firmeza, preocupación y confianza, responsabilidad y entrega, amor y angustia… ¡Cuántos binomios podríamos combinar! Jesús reacciona como cualquier adolescente, defiende sus actos y decisión con la desenvoltura y la naturalidad de todo joven. ¡Cuántas veces pasa esto en nuestros conflictos generacionales: la discusión acaba sin que los padres comprendan a sus hijos!

Desde el punto de vista del mensaje teológico, los elementos narrativos de este v.48 expresan la viva reacción de los que se abren a la novedad de la revelación. A la comprensión de los misterios divinos se accede de a poco.

El conocimiento de Dios no es un asunto meramente cognitivo o intelectual, sino también fuertemente afectivo. Hasta el final de su obra, Lucas intentará situar la piadosa observancia de la ley judía (que para él sólo es una sabiduría imperfecta) a la luz de la verdadera revelación de Dios.

Los padres no deberían haberlo buscado, deberían haber sabido donde estaba su hijo. Sin embargo, en los caminos de Dios, más de una vez, hay que “volver a buscar” al Hijo, hay que desandar lo andado y volver a empezar. María y José no estuvieron exentos de este “proceso de fe”, tantas veces angustiante, como Ella misma lo afirma, en nombre de los dos.

Testimonio de Ivan Alaniz (papá de hijos adolescentes) 

Whatsapp

+54 9 2644 63-3828

Escribinos

hnasesclavasdelcorazondejesus@gmail.com

Llamanos

+54 9 3521 40-3550