22 de agosto de 2019. Comunicación @MadreCatalina.
El pasado lunes 19 de Agosto partió a la Casa del Padre la Hna. Esilda Bustos, Esclava del Corazón de Jesús, a la edad de 101 años, quien actualmente estaba en Salta en la Comunidad del Colegio de Jesús.
Esilda Bustos fue vice postuladora de la causa de beatificación de Madre Catalina, redactora de la Positio presentada en Roma, la que permitió que sea declarada Venerable por decreto de S.S. Juan Pablo II para quedar inscripta en las actas de la Congregación de las Causas de los Santos en Roma el 18 de diciembre de 1997.
Desde el inicio de la Causa en la que trabajó incansablemente, confió en el milagro de Catalina y de su camino a la “santidad”. De ella aprendió la dedicación por el trabajo, la confianza en la oración, la cercanía con las personas y la perseverancia para alcanzar los “sueños dorados”.
Hacer una memoria agradecida de tantos años de vida de Esilda solo es posible con la ayuda de los testimonios de quienes la conocieron, vivieron con ella y la recordarán para siempre. Madre Inés de María Tessi, Madre General de las Hnas. Esclavas del Corazón de Jesús escribió en su perfil de Facebook una publicación de despedida y agradecimiento.
“Apóstol del Sagrado Corazón”. Hna. Estela Ludueña ecj.
“Trato de sintetizar lo mucho que podría decir de la hermana Esilda, con quien compartí varios años, me resulta mejor describirla, una persona a la cual tanto admiro y quiero como una amiga, mujer sabia, coherente, humana, firme y clara en sus convicciones. Sincera, Apóstol del Sagrado Corazón, apóstol incansable, hija fiel de Madre Catalina.
Puedo afirmar que jamás escuché de su boca quejas, a pesar de los años de estar postrada por su enfermedad nunca escuché, que al contrario, siempre cultivó el buen humor, una fiel hija de María. Yo la quiero muchísimo, agradezco esta oportunidad de poder tan brevemente expresar todo lo que a ella me une”.
“La hermanita de la capa”. Hna. Carolina De la Fuente ecj.
“Conocí a Hna. Esilda cuando era alumna del secundario, ella era “la hermanita de la capa”, como le decíamos por una capa que usaba para abrigarse. No tenía una gran sonrisa sin embargo atraía con su presencia a todas las adolescentes del Colegio de Jesús. Salía de la comunidad hacia el patio del colegio y había algo que nos hacia bajar las escaleras corriendo y estar a su alrededor. No recuerdo lo que hablábamos, pero si el sabor hermoso de estar a su lado y gustar de Dios.
Pasaron los años y me consagre a Dios, tuve la dicha de compartir con Hna. Esilda en la misma comunidad de 2008 al 2012. Fue una bendición en mi vida! Seguía usando “capita” y sumaba a sus características una compañera de camino: una perrita llamada “Abril”. Recuerdo ver a la hermana siempre disciplinada, constante en sus hábitos y entrega a Dios, en la etapa que le tocó vivir. Junto a sus enfermeras, hacia lectura espiritual y rezo del rosario, creo que fue una madre y catequista para cada una de ellas. Cada día comulgaba de manos de una fiel amiga y hermana de la casa Hortensia Cajal. Tenia tiempo de estudio y esparcimiento dentro de su pequeña habitación.
También era el lugar de reuniones y charlas profundas. Viviendo en la misma casa me llamaba por teléfono para “citarnos” y compartir temas puntuales. “Nos juntemos para hablar de la misión wichi…”, o “Venite Caro para contarme como esta tu familia”. Yo me organizaba entre las corridas de cada día hasta concretar la cita, y la recuerdo prestando profunda atención a lo que le comentaba. Luego rezaba y me preguntaba aún pasando los años sobre aquella situación particular que le había confesado.
El día que me despedí de ella, antes de un traslado, me saludó diciendo: “Hasta el cielo Caro te quiero”… Nos vimos varias veces más después de esa despedida, pero hoy la renuevo y le digo que allí nos daremos cita otra vez. Esperanos hermana querida!”.