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Historia vocacional: en manos del alfarero

Historia vocacional: en manos del alfarero

Carina Fabro ecj.

Todo comenzó así…

Sabes Señor que siempre la música me ha gustado, me ha hecho bien y en muchas canciones he podido experimentar que se ponía en palabras los deseos, alegrías, sentires, dolores, caminos recorridos, búsquedas…


Por eso desde la música quiero hacer memoria, una memoria actual de lo nuestro:
“EN PLENA PRIMAVERA VINISTE A SEDUCIRME…” Una primavera de quince años que empezó a gustar tu amor, a reconocer tu voz, a darse cuenta de que mucho de lo que sentía, de lo que había vivido, de las cosas que encendían el alma, tenían que ver contigo, con tu persona, con tu llamado, con tu propuesta y desde ahí cobraron sentido las misiones (misiones de la infancia con la Hna. Carmona…), las visitas a la gente de la villa y el contacto con la pobreza más honda, el gusto por rezar, el redescubrir el Rosario, aprendido en la catequesis de cuarto grado, la misa diaria…haciéndole frente a algunos enojos e incomprensiones de mi mamá y contando con la defensa y complicidad de mi hermano. Qué lindo fue compartir desde chica con las hermanas, disfrutar de su alegría, su entrega, su calidez, su cercanía.

Pero en este recordar siento que me invitas a ir más atrás todavía y así hago memoria de ese patio, la casa del abuelo de una amiga de mi hermana, yo no tenía más de seis años, pero puedo vivirlo cada vez que lo recuerdo con tanta intensidad como ese día: ese torno, esas manos sobre la arcilla, el trabajo de un alfarero…hoy sé que fue ese nuestro primer encuentro, mi primera oración, mi primera contemplación y se grabó a fuego hasta que Tú le pusiste palabra: “Como está la arcilla en manos del alfarero, así estás en mis manos; quiero hacer en tu vida como lo que hace él con la arcilla…” (Jer. 18, 1-6) Y cada día vuelvo a ponerme en tus manos de alfarero…

“POR VALLES Y DESIERTOS SEGUIMOS EN CAMINO…” Podría hacer una lista creo que interminable de desiertos: tengo fechas, rostros, situaciones, etapas, lugares, palabras y silencios de puro, puro desierto; pero no me hiciste disfrutar menos de los valles: alegrías, regalos, gracias, personas, consuelo, cariño, paciencia, fidelidad, crecimiento. Me enseñaste que caminas conmigo en los dos: valles y desiertos, juntos seguimos en camino.

“ME HICISTE MUJER PLENA, ME HAS HECHO FELÍZ Y HAS SABIDO AGUARDARME…” Aquí está lo secreto que también hay entre los dos, por lo que te doy también miles de gracias, porque con todo ese aguardarme me has hecho experimentar con tanta hondura y certeza que soy tuya y que no te cansas. Sabes la alegría que es para mí reconocer esto, aunque siga pataleando un poco.
Por eso quiero cantarte con la voz y el Corazón de la Madre mi Magníficat en éstos muchos años de decirnos Sí mutuamente; por eso PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR:

porque tengo certeza de que te ocupas amorosamente de mí, de que estas interviniendo en mi vida, en mi camino; una certeza como nunca antes.

Porque ahora sé que tomaste en serio mis vacíos, mis incertidumbres, mis cansancios estériles, mis reclamos, mis sentimientos de inutilidad y fracaso y me saliste al encuentro con un cambio tan radical de vida que ni en sueños yo hubiera pensado para mí.

Porque ahora puedo comenzar a alegrarme de mi nuevo camino, de mi nueva vida, donde siempre eres el protagonista, Tu Corazón y el Reino, la Misión,

porque voy experimentando que más que nunca soy Esclava de tu Corazón, acercándome un poco a la Cruz y a abrazarte crucificado y en éste abrazo reconozco la presencia de Madre Catalina invitándome a no soltar la cruz, a no explicarla, solo a abrazarla.

Porque Tú eres el que maneja mis tiempos, mis actividades, mis proyectos. Las personas con las que me relaciono son las cercanas a ti, por sus dolores, por sus pobrezas. Estás de nuevo en mi boca, en mis palabras; comparto lo que me pasa en un encuentro contigo, comparto un gesto Tuyo, una palabra.

Hablo de tí, vivo y presente.

Porque tu paciencia es inmensa, cuando me revelo, cuando sigo pataleando, cuando me olvido de la gratitud, cuando pierdo tiempo en argumentos, cuando me vuelvo a desparramar en las cosas y me cuelo por algún pedacito abierto en ese otro mundo…

Porque me sigues regalando personas que con su cercanía, sus gestos, su estar, son presencia Tuya y me acompañan, me sostienen, me animan.

Porque puedo decir hoy con Job: “reconozco que lo puedes todo y ningún plan es irrealizable para Ti. Te conocía solo de oídas, ahora te han visto mis ojos” Job 42
AMÉN


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