P. Marcelo Amaro (sj). Homilía en el octavo día de la Novena a la Beata Madre Catalina.
Cuanto tenemos que aprender de Cristo, no hay que gritar, no hay que ganar, hay que ser testigo de Cristo, incluso estar dispuestos a perder, como en la cruz. Lo que tiene que triunfar es el amor, como Cristo, que ya triunfó porque es rey. Se da hasta lo último sin medir, todo es oportunidad para amar, en las buenas y en las malas. El amor puede vencer en esta vida si lo dejamos, si nos decidimos a amar y reparar, si nos unimos a este mundo frágil al que pertenecemos.
Podemos unirnos a Cristo para amar
Algo bonito es mirar desde aquí el ejemplo de Madre Catalina, ella tuvo la inspiración el 15 de septiembre de 1865 y va a fundar la congregación el 29 de septiembre de 1872, 7 años después. Ella fue como confirmando este deseo de Dios y pudo esperar porque puso su confianza en el Señor. ¿Pero cómo sabemos que esperó? Que esperó y no que “aguantó”.
Aguantar es renegar conque las cosas no salen, y uno puede aguantar amargado, puede aguantar impaciente, pero el que espera, espera en la confianza de que si esto lo puso Dios en el corazón lo va a realizar.
Y el que espera, espera en el amor, espera amando porque sabemos que este Cristo es rey y triunfó amando y en ese amor nos involucramos. Vamos a pedirle a Madre Catalina que interceda por nosotros, para que seamos hombres y mujeres, mayores, jóvenes, niños de esperanza. Que sepamos esperar, que no bajemos los brazos por las derrotas, porque las derrotas siguen siendo ocasión para amar como lo fue para Cristo. Lo que triunfa es el amor y ese amor es no sólo canción, sino fuente de esperanza. Que Dios nos bendiga, que nos fortalezca y a Madre Catalina le vamos a dar un trabajito y le vamos a pedir que interceda por todos nosotros!!.