Hoy 17 de julio cumple sus jóvenes 87 años nuestra querida hermana Elsa Guzmán, mujer de gran espíritu apostólico.
Nacida en Cuchillaco (cerca de Salsacate), está feliz de vivir actualmente en Villa Cura Brochero, lo que considera una bendición de Dios, ya que fue donde recibió la gracia de la vocación en unos Ejercicios Espirituales siendo interna en el Colegio Tránsito de María.
“Yo estaba rezando y me acuerdo hasta el banco donde estaba, rezándole a Jesús Crucificado ahí yo sentí que podía ser religiosa. Y salí de la Iglesia, le fui a decir a la Madre Vice… (yo ayudaba mucho a servir a los ejercitantes, lavar los platos…) Le dije “usted sabe que yo tengo vocación”. Ella se alegró y me abrazó. Y mi papá me vino a buscar para llevarme a mi casa, entonces yo le dije “mire papá, yo me he dado cuenta de que voy a ser monjita”. Llegamos a mi casa y le dijimos a mi mamá. Ellos deseaban tener una hija religiosa o un hijo sacerdote. Mi mamá siempre rezaba por las misiones, trabajábamos mucho por los misioneros, éramos madrinas de los chicos del África, nos llegaba a casa una revista de las misiones.”
Este fervor apostólico de Elsita la acompañó durante los 69 años de Vida Religiosa en cada lugar donde vivió: Villa Dolores, San Luis, Mendoza (donde hizo sus Votos Perpetuos), Rancagua, la Casa de Ejercicios de Los Tres Antonios, Santa Fe (vivió allí en cuatro oportunidades), San Juan, Salta (allí cumplió sus Bodas de Plata), Copiapó, Santiago de Chile.
“¡He gozado con las internas! Yo bailaba con las chicas, las tenía cortitas pero me querían un montón… He sido muy feliz.”
Su espíritu apostólico fue la marca que dejó por donde anduvo, es y fue muy andariega, atenta y emprendedora, la recuerdan siempre por su alegría y fortaleza.
Su Santo preferido y muy amado es San José. Es una gran propagadora de esta devoción.
Elsa en tiempo de pandemia
Durante este tiempo de pandemia que nos obliga a cuidarnos, resguardando a las personas de riesgo, especialmente a los mayores, Elsita tuvo que renunciar al apostolado que brindaba en el Santuario recibiendo a los peregrinos, ayudándoles a rezar, escuchándolos. Pero nunca renunció a su espíritu andariego y apostólico, ya que fue buscando creativamente otros modos de llegar a la gente, sobre todo a través de sus manos artesanas, confeccionando rosarios, pulseritas con la imagen del Santo Cura Brochero y de la Beata Catalina de María, tejiendo para los más necesitados, además incursionó en el uso de las redes sociales, subiendo publicaciones que puedan ayudar a los demás, novenas, el mes del Sagrado Corazón, etc. Es admirable su deseo de continuar aprendiendo! Aunque ahora se cansa su cuerpo, en su espíritu se mantiene joven y activa.
Damos gracias porque en ella descubrimos la belleza y la alegría de entregar la vida entera al Señor, que es Quien nos sostiene y da la gracia de la fidelidad cada día de nuestra vida.