Propuesta mensual Oración Familia Carismática. Comunidad de las Hnas. Esclavas en Tucumán.
Quien ha tenido contacto con ella tiene en su memoria una palabra que sobresale sobre otras. Después de oír a tanta gente nombrarla, una palabra resuena, una palabra se repite en las frases de las personas, esa palabra brota de cada corazón.
Parece que no hubiera otra más adecuada para Catalina. Será por eso que aún después de su beatificación seguimos llamándola así, Madre.
Es que las experiencias de tantos (los que compartieron con ella en su época y los que vivimos ahora), tienen que ver con la cercanía, la protección, el cariño, la seguridad encontrada, la amabilidad, su audacia al actuar en favor de sus hijos, la esperanza que contagia, el amor, la maternidad.
La Hna. Ana de la Cruz cuenta que …”la Madre Fundadora, al aproximarse al ocaso de su vida, se mostraba más amante de sus hijas, más interesada por el caro Instituto…Sentada delante de su mesita, oía a las que iban a hablarla y despachaba los asuntos, allí comía, allí oraba… ¡Cuántos actos edificantes vieron sus hijas!” (Apuntes, pág. 295).
Encontrarse con Madre Catalina representa un cambio en la vida, porque en cada detalle ella logra mostrar a Jesús, su Amo, indica el camino para encontrarlo y anima a seguirlo. De repente podemos darnos cuenta de que Catalina estuvo acompañando esos pasos, animándonos con suavidad a concentrarnos en el Señor.
Por eso, en un día como hoy, en que celebramos su maternidad, dirijámonos a ella niños, adolescentes, jóvenes, adultos, Hermanas, cada uno con su propia voz.
Aquí le hablamos como madre




