Escribe: Silvia Somaré ecj.
De cara a la beatificación de Madre Catalina, se presentaba el desafío de darla a conocer como lo que realmente fue y no como la imaginamos dentro de su hábito religioso del siglo 19.
Catalina fue una mujer como todas, con una vida como mamá, como esposa, como laica durante 48 años y finalmente, solo 24 de religiosa. Veíamos en ella a una mujer humana, empática, alegre, apasionada, rasgos que no reflejaban en el relato de la historia y las fotos de ese tiempo.
En el Equipo de Comunicación y Prensa nos preguntamos qué era lo que identificaba a Brochero cercano a la gente además de su santidad, la mula y el mate. De ese modo empezamos a pensar qué elemento doméstico y actual formaban parte de la vida de madre Catalina. Ella había mandado a que se celebrara el Día del Sagrado Corazón con una chocolatada, ese fue el disparador para considerar todas las veces que Catalina habla del chocolate hasta definirlo como un “objeto de regalía y celebración”.
Así fue que viendo diferentes modelos de chocolate diseñamos los chocolates catalinos con su envoltorio con diseño propio (lleva el logo “una Confianza reparadora”), y con el sabor que le gustaba a Catalina: con leche y sin azúcar. Al chocolate agregamos un detente que también regalaba la madre como signo de protección del Sagrado Corazón.
Los primeros en salir a la calle
La presentación en sociedad de los chocolates fue con los Obispos argentinos, cuando la superiora general de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús fue a contarles de la beatificación de la madre y resultó un éxito, ganándoles en preferencia a los detentes!. Para esa ocasión solo mandamos a hacer 150. A partir de allí nos animamos y pedimos 1000 que comenzaron a circular entre los periodistas (Día del Periodista 2017), y en el encuentro de Delegados de Comunicación a nivel nacional (Julio 2017 en Buenos Aires).
Realmente comunicaron a Catalina y excedió con nuestras expectativas. Todos veían a través del chocolate a una mujer maternal, cercana, de nuestra época, humana y en algunos medios la llamaron la “beata del Chocolate”. Nuestro mensaje en comunicación fue “si Catalina estuviese aquí les hubiese traído esto, un chocolate y un detente”. El mensaje penetraba y entusiasmaba. Pronto se acabaron y la Comisión de merchandising mandó a fabricar 50000 que también se acabaron luego de la beatificación. Un ex alumno hizo una hermosa descripción de la calidez y el afecto que representa el chocolate al hablar de M Catalina, ver nota completa en este link.
Ya cercana a la beatificación de Catalina y recorriendo los medios de prensa de diferentes lugares aún antes de salir al aire, generalmente se imponía el tema del chocolate en Madre Catalina como un modo simpático y accesible de acercarse a esta mujer. Y muchos de los que lo habían probado (católicos y no católicos) nos pedían el chocolate, no tanto por la golosina en sí, sino porque era lo que comía una buena y “famosa” mujer.
El chocolate se transformó así en aquello para lo que Catalina lo había usado, no sólo para comerlo y disfrutarlo sino sobre todo para acercarse a la gente, para hacer más fácil el diálogo, para hablarle de Dios desde lo cotidiano.
El chocolate acercó a Catalina, la mostró como era, nos ayudó a dialogar sobre ella y dejó sus huellas de madre cálida y dulce, madre Catalina no es la de la foto, es la del chocolate que entibia el corazón de muchos, porque es de TODOS!!