Ex alumna Hermana Martha Miguel, Santiago del Estero, 1929-2016
Entablaba amistad con todo el mundo y todos se llevaban un rosario, un detente que guardaba celosamente en un bolso negro que formaba parte de su identidad. Con cargos importantes en la Congregación y en la Conferencia de Religiosos hizo amistad con un tal Jorgito Bergoglio (como ella le decía) quien la llamaba la “turca Miguel”. Cuando vino en 1987 San Juan Pablo a la Argentina, dio su discurso en nombre de los consagrados. Fue tres veces interrumpida por aplausos en un estadio lleno y emocionado por sus palabas. Días después, “Jorgito” le envió una carta felicitándola por sus palabras y pidiéndole que rezara “por lo que habían conversado”…
Discurso de la Madre Martha a Juan Pablo II el 10 de Abril de 1987 en su visita a Argentina.
Todo lo que pueda decirse o escribirse sobre la Madre Martha es poco. Ex alumna, lo mismo que su mamá y su hermana, del Colegio Belén de Santiago del Estero. Al morir su papá a los 5 años, decía que las hermanas habían ayudado a su mamá a criarla.
Una gran mujer, en donde la misericordia definió su vida y sus acciones. Ocupó cargos importantes en la Congregación, también en la Conferencia de Religiosos de Argentina y de América Latina. Allí hizo amistad con un tal Jorgito Bergoglio (como ella le decía), quien la llamaba la “turca Miguel”. Cuando vino en 1987 San Juan Pablo a la Argentina, dio su discurso en nombre de los consagrados. Fue tres veces interrumpida por aplausos en un estadio lleno y emocionado por sus palabas. Días después, “Jorgito” le envió una carta felicitándola por sus palabras y pidiéndole que rezara “por lo que habían conversado” ¿no les da curiosidad saber qué habrá sido?
Siempre disponible para escuchar, ayudar, dar un consejo. Gozaba de estar con los ex alumnos, los citaba en el colegio y los bares, todo valía para evangelizar, como ella decía. Infatigable usuaria del teléfono y las fotocopias, llamaba a todos y los hacía sentir queridos por ella y por Dios; repartía fotocopias con oraciones, crónicas sobre la Virgen y el Sagrado Corazón y todo aquello que consideraba, pudiera ser útil para alimentar el corazón de los demás. Tenía imán para atraer y dejar su huella, que no era otra cosa que la presencia de la Virgen y el Sagrado Corazón a quienes dedicaba largas horas de oración.
Entablaba amistad con todo el mundo y todos se llevaban un rosario, un detente que guardaba celosamente en un bolso negro que formaba parte de su identidad. Y así como era pródiga en cariño, austeridad, sencillez, dulzura y entrega fiel, era sumamente limitada para cocinar(se le quemaba hasta la sopa) y ordenar sus papeles y libros, que de un modo “amontonado” tenía en su habitación y su oficina; y para sorpresa de los demás, encontraba todo lo que buscaba, tarea imposible a simple (y profunda) vista.
Madre Martha fue madre de todos y lo sigue siendo, para los que tuvimos el regalo de tratarla y para los que no que se quedan impresionados con lo que de ella se cuenta. Invito a que los que la conocieron que cuenten quién fue esta mujer y a los que no, que pregunten. Termino como comencé, lo que se diga y se escriba de ella siempre es poco.