12.06.2020. Comunicación @MadreCatalina – Elaborada por Hna. Carolina Alberici ecj. Hnas. Esclavas del Corazón de Jesús.
NOVENA AL CORAZÓN DE JESÚS
“Valoremos la vida con Amor, contagiemos la esperanza con reparación”
TERCER DÍA: “Amor que nos Marca el Rumbo”
Nos ponemos en presencia de Dios
En este tercer día queremos reconocer en el Corazón de Jesús, el Amor que nos marca el rumbo, que nos orienta, que nos ayuda a discernir cómo caminar en nuestra vida.
Te invitamos a escuchar esta canción: Rumbo de la Vida (Cristobal Fones).
¿Cuál es tu Rumbo? -Reflexión de San Alberto Hurtado-
El puerto de partida. Es el primer elemento básico para fijarlo. Y aquí clavar mi alma: Dios y yo. Vengo de Dios, sí, de Él. Todo de Él. Nada más cierto, y sobre este hecho voy a edificar mi vida, sobre este primer dato voy a fijar mi rumbo.
El puerto de término. Es el otro punto que fija el rumbo. ¿a dónde quiero llevar mi vida? ¡El término de mi vida es Él!
El camino: Tengo los dos puntos, los dos puertos. ¿Por dónde he de enderezar mi barco? Al puerto de término, por un camino que es la voluntad de Dios. La realización en concreto de lo que Dios quiere. Trabajar en conocerla, trabajo de cada día, de cada mañana: ¿qué quieres Señor de mí? Trabajar en realizarla, en servirle en cada momento.
¿Cuál es el Camino de mi vida?
Y para llegar al puerto no hay más que este camino que conduzca… ¡¡Los otros van a otros puertos, que no son el mío!! Y aquí está todo el problema de la vida. Llegar al puerto que es el fin de mi existencia.
¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde voy? ¿Por qué camino? El timón firme en mi mano y cuando arrecien los vientos: Rumbo a Dios; y cuando me llamen de la costa; rumbo a Dios; y cuando me canse, ¡¡rumbo a Dios!!
Señor, ayúdame a sostener el timón siempre al cielo, y si me voy a soltar, clávame en mi rumbo, por tu Madre Santísima, Estrella de los mares, Dulce Virgen María.
Rezamos La Oración de Consagración
Rendido a tus pies, ¡Oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña, de continuo, tu adorable Corazón, te pido humildemente, la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo. Para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen ama y sirven.
Mira que soy muy pobre dulcísimo Jesús y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar, mira que soy muy rudo oh! Soberano maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas para luz y guía de mi ignorancia. Mira que soy muy débil, oh! Poderoso amparo de los débiles y necesito apoyarme en Tí para no desfallecer.
Sé todo para mí, Sagrado corazón: Socorro de mis miserias, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. Tú me alentaste y convidaste cuando con tan tiernos acentos dijiste, repetidas veces en tu Evangelio: “Venid a Mí, aprended de Mí, pedid, llamad…” a las puertas de tu corazón vengo hoy, y llamo, pido y espero.
Del mío te hago formal y decidida entrega: tómalo Tú, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer digno en le tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, En Vos Confío.