18.06.2020. Comunicación @MadreCatalina – Elaborada por Hna. Carolina Alberici ecj. Hnas. Esclavas del Corazón de Jesús.

NOVENA AL CORAZÓN DE JESÚS

“Valoremos la vida con Amor, contagiemos la esperanza con reparación”

NOVENO DÍA: “Amor que nos Contagia a vivir el Amor y la Reparación a su modo”

Nos ponemos en la presencia de Dios

Ya próximos a celebrar la Fiesta del Amor te invitamos a que en este día puedas detenerte a agradecer tanto bien recibido en este tiempo, detenete a nombrar los regalos, las gracias que el Corazón de Jesús derrama en lo cotidiano de la vida.

Agradecer los amaneceres contemplados, los sonidos de los pájaros que escuchamos en la tarde, las llamadas recibidas, los momentos compartidos (aunque hayan sido virtuales), los pasos dados, las recetas aprendidas, tanta vida que se nos regala en las más variadas formas y colores.

Y desde allí, desde este corazón agradecido, nos convertimos en fuentes de Amor y Reparación para los demás, por que “No podemos callar tanto bien recibido”.

Te invito a escuchar esta canción, pidiéndole a Jesús que transforme tanto amor recibido en gestos concretos de Amor y Reparación a su modo. (Amar y Reparar- Hna Valeria González).

Consagramos una vez más nuestra vida a su Corazón

Rendido a tus pies, ¡Oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña, de continuo, tu adorable Corazón, te pido humildemente, la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo. Para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen ama y sirven.

Mira que soy muy pobre dulcísimo Jesús y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar, mira que soy muy rudo oh! Soberano maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas para luz y guía de mi ignorancia. Mira que soy muy débil, oh! Poderoso amparo de los débiles y necesito apoyarme en Tí para no desfallecer.

Sé todo para mí, Sagrado corazón: Socorro de mis miserias, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. Tú me alentaste y convidaste cuando con tan tiernos acentos dijiste, repetidas veces en tu Evangelio: “Venid a Mí, aprended de Mí, pedid, llamad…” a las puertas de tu corazón vengo hoy, y llamo, pido y espero.

Del mío te hago formal y decidida entrega: tómalo Tú, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer digno en le tierra y dichoso en la eternidad. Amén.