Este es el testimonio de Mónica Bedini (78) Hermana Esclava del Corazón de Jesús. Ella comparte su semilla de esperanza desde la Pastoral carcelaria de San Juan, Argentina.
“Ha sido una experiencia maravillosa de dolor y de alegría, pude compartir personalmente con cada uno de los hermanos con la libertad privada, pude abrazarlos a cada uno, dejarme abrazar y bendecir por ellos; temblaba entera, no de miedo, sino de expectativas.
El grupo de la Pastoral carcelaria es muy cercano, fraterno, amantes de los que están en la cárcel. Para mí es una de las experiencias más fuertes de mi vida, pero no triste, una experiencia alegre, porque están privados de libertad física, pero muchos tienen una libertad interior que la valoran.
No sé si por el hábito que llevo, pero me demostraron un cariño fuerte, que me emocionó, los llamaría hijos más que hermanos.

Había chicas jovencitas de 19 años, mamás jóvenes. Cuando rezamos el Vía Crucis el P. Martín, capellán, les decía que unieran su cruz a la cruz de Jesús, en ese momento vi llorar a hombres.
Nos pedían que volviéramos, sobre todo el sector dos, pabellón tres, donde hay hombres que no han tenido Pastoral carcelaria, por eso todos los martes en la siesta vamos a ir a visitarlos.
Mi experiencia fue muy profunda, me cambió el corazón, un regalo de Dios en la Pascua. Les dejé un mensaje de la libertad interior, del amor de la Virgen, del compartir con ellos el dolor y la esperanza”.








