Madre Catalina tiene una frase que aparece en sus Memorias y muchos la incorporaron con naturalidad “La gratitud es un deber y una virtud que debemos practicar siempre”. La hermana Raquel Vaquera de la Casa de Ejercicios Espirituales “Catalina de María” de Villa Allende, está agradecida por todo lo que Dios le regaló siendo sacristana de la beatificación de Madre Catalina en el 2017. Recuerdos que nos fortalecen, que enlazan con otros agradecimientos; compartirlos los convierte en relatos de amor y reparación.
“Para mí esa experiencia de preparación de las cosas de la sacristía fue una gracia de Dios muy grande, el vivir en Villa Allende mientras se organizaba la ceremonia y haber podido participar en Córdoba de toda la organización, me llenó el alma, de manera que sentía que todo cansancio y sacrificio era llevadero.
También participaron desde otras comunidades hermanas que con su silencio y oración hicieron su aporte preparando “algo para el altar”. Ese día estaba todo el Instituto sobre el altar. Los vasos sagrados que se usaron, juegos de altar, mantelitos pintados a mano, etc.
Tantos detalles, que sentí que Dios me pedía algo, pero que a la vez no estaba sola, que había un equipo muy silencioso trabajado para una misma causa “la beatificación de madre Catalina”.
Hoy hago una memoria agradecida a Dios, en primer lugar por encomendarme esta misión, y a todas las personas, hermanas Esclavas y de otras congregaciones, laicos que estuvieron trabajando en las carpas con tanta alegría. Todos quedamos con el corazón lleno de esta gracia del cielo. Por eso hoy en este primer aniversario digo “GRACIAS SEÑOR”.
Hna. Raquel sacristana de la beatificación.
Fotos: Se sumaron manos de todas las comunidades Esclavas; Comunidades de Hermanas de San José, Pías Discípulas y Franciscanas para preparar el servicio de Sacristía. Agradecidos a los laicos que generosamente sirvieron en este acontecimiento histórico.