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Catalina y Brochero, amigos con grandes sueños

19 de Julio de 2019. Comunicación @MadreCatalina

En 1880, en una clave actitud misionera Catalina envió a 16 hermanas a través de las sierras grandes para acompañar la obra misionera del Cura Brochero. Se trató de una hazaña porque cruzar las sierras grandes en una época donde apenas había caminos no era una misión fácil. Ese sería el comienzo de un gran trabajo de las Hermanas Esclavas, en el proyecto del Santo Cura Gaucho.

Fue muy importante la actitud y la decisión de Brochero en confiar en una congregación que recién nacía y sobre todo confió en la mujer. Por su parte Catalina le confió 16 de casi 30 hermanas que confirmaban por aquel momento el Instituto.

¿Qué habría sido de aquel establecimiento del Tránsito sin la cooperación de las Esclavas? Quizá un bizcacheral.” Así recordaba el Cura Brochero  la importancia del trabajo de las Hermanas Esclavas en la Casa de ejercicios de la hoy Villa Cura Brochero.

En el Capítulo 5 de la Serie web INSPIRACIÓN la historia de estos dos grandes amigos. 

Hna. Elsa ecj. en San Juan, llevando al Santo Cura Brochero. Foto de @amigosdebrochero

En las vidas de Catalina de María Rodríguez, y San José Gabriel Brochero las cosas pintaban tomar caminos muy distintos. Diferentes condiciones sociales, caminos de vida y formación indicaba que estas dos personas probablemente no tendrían un camino en común.

Entonces, ¿cómo llegaron a tener una gran amistad? Su pasión por el Sagrado Corazón de Jesús y por la Humanidad los llevó a unir sus locuras y, entre compartir charlas, ejercicios espirituales y la Eucaristía, soñaron con crear un espacio que ayude a dignificar a la mujer, que era la cara postergada de Córdoba del siglo XIX.

Confianza mutua

Aquella amistad estaba marcada por una relación de confianza mutua entre Catalina y Brochero. Pero, ¿fue pura casualidad de que se cruzaran?  Dios se encargó de cruzarlos y convertirlos en compañeros de un mismo camino.

En  las cartas encontramos que Brochero le escribió a Catalina expresando el afecto que le tenía y diciéndole que iba a hacer todo lo posible por su congregación (Hnas Esclavas del Corazón de Jesús). En una memorable frase el Cura Gaucho dijo “Yo soy un loco, un locazo por las Esclavas”.

Por su parte Madre Catalina en sus memorias destaca a Brochero como un sacerdote humilde y trabajador que se arremangaba a la par de los paisanos y que fue capaz de hacer la obra más importante de la república.

Conoce más sobre la amistad entre Catalina y Brochero en este link

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