“Catalina movió los hilos para reencontrarse con sus descendientes”
El próximo sábado 30 de septiembre se concretará el reencuentro entre los sobrinos de Madre Catalina y sus hijas, las Hermanas Esclavas, en la Casa Madre en Barrio General Paz (David Luque 560). A las 10 hs el P. Santos Moyano (sobrino tataranieto de Catalina) presidirá la eucaristía y luego llegará el momento de compartir historias de familia, el legado y testimonios inéditos de Catalina tía y madre de una “gran familia”.
Catalina de María Rodríguez, cordobesa y fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, dejó una profunda huella en la Córdoba del Siglo XIX que aún perdura. Será proclamada Beata el 25 de noviembre en la ciudad de Córdoba. Sus descendientes, desparramados por Córdoba, Buenos Aires y Tucumán, el 30 de Septiembre desde las 10 horas se reencontrarán por primera vez en la Casa Madre de las Esclavas.
Su familia es un regalo de Madre Catalina para nuestra tierra y testimonio vivo de su vida entregada en el amor y la reparación, con un profundo trabajo social y religioso. Catalina compartió su obra evangelizadora junto a San Gabriel del Rosario Brochero en Traslasierras, atendiendo la Casa de Ejercicios Espirituales recién construida y fundando un Colegio de Niñas.
Hija de Catalina Montenegro e Hilario Rodríguez Orduña, Catalina tuvo cuatro hermanas, Manuela y Petrona mayores que ella, Elizarda que falleció pequeña y Estaurófila su gran amiga y consejera. Manuela y Petrona se casaron con los hermanos Pedro y Juan Paz, primos del Gral Paz y Estaurófila con Juan Martín López. Entre sus parientes se encontraban su primo Achával Rodríguez y Santiago Derqui, también cordobés, quien llegó a ser Presidente de la Nación. Sin embargo, Catalina se reconocía ante todo, como “nieta de San Ignacio de Loyola”.
Entre los descendientes de sus hermanas se hablaba de “una misión especial” que había desarrollado su tía Catalina, y también que “en la familia había una santa”. Se la recuerda como “cariñosa”, “audaz” y muy de Dios. Francisco Yunyet Bas, bisnieto de Manuela, expresa que en la familia siempre se habló de la pasión de Catalina por su vocación religiosa y el deseo de una sociedad con valores más justos; para ellos como familia es un redespertar en sus propias vocaciones y los interpela sobre los valores que ella quiso encarnar.
Es una fiesta para la Iglesia y también para la Familia, en la beatificación Catalina estará feliz si sus valores son los que perduren. María del Carmen, bisniesta de Petrona destaca el costado cariñoso de Catalina al expresar que en la familia era una tía muy querida, por ej. su abuela contaba que Catalina la tenía en sus faldas, la abrazaba fuerte fuerte, la hacía jugar, le hacía cosquillas, le contaba cuentos. Ella quiso mucho a toda su familia.
La beatificación nos va a acercar mucho más a Dios. Valeria Moyano, tataranieta de Estaurófila cuenta que siempre le contaban que en la familia había una tía santa que quizás la beatificaran y curiosamente su hija en este año cambió a tres de sus hijos del colegio y los llevó al Divino Corazón de Buenos Aires, allí le hablaron de que a la fundadora la beatificarían y se dieron con la gran sorpresa de que se trataba de esa tía santa de la que habían escuchado hablar. Ahora somos “fanas” de Catalina y seguramente movió los hilos para reencontrarse con sus descendientes.
El esperado reencuentro entre los sobrinos de Madre Catalina y sus hijas, las Hermanas Esclavas, se dará el 30 de septiembre en la Casa Madre en Barrio General Paz (David Luque 560). A las 10 hs el P. Santos Moyano (sobrino tataranieto de Catalina) presidirá la eucaristía y luego llegará el momento de compartir historias de familia, el legado y testimonios inéditos de una mujer que se dejó transformar por Jesús y transformó todo lo que la rodeaba.
Catalina es de todos, es madre de una Gran Familia y…. ¡también tía de una Gran Familia!