Misionar en la diversidad. Madre Catalina al encuentro de la comunidad gitana

23.10.20 Comunicación @MadreCatalina, Hnas. Esclavas del Corazón de Jesús.

En el Mes de las Misiones, el proyecto de la Pastoral Gitana destaca por su valor integrador de la diversidad y la interculturalidad. Encabezado por la comunidad del Colegio de Belén, en Santiago del Estero, esta misión trabaja por la inclusión de los gitanos que residen en esa provincia y que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.

La comunidad gitana ha vivido rodeada de prejuicios y con dificultades de integración a la vida social de los lugares en los que se afincan. Esta misión pastoral llega con el corazón abierto a restaurar esa deuda, propiciando el encuentro y el diálogo desde el lugar de reconocernos todos simplemente como hermanos en nuestra humanidad.

¿Qué hace la Pastoral Gitana? Mucho. Aunque trabaja con una de las llamadas minorías de nuestro país, la pastoral se multiplica en tareas que van desde visitar a las familias hasta brindarles asesoramiento legal y asistencia solidaria.

La hermana Nilda Machuca es una de las encargadas de coordinar las acciones de la comunidad del Colegio de Belén en este proyecto misionero. Las actividades se organizan en distintas áreas. Una de ellas es el Proyecto Dialogando con la cultura gitana que acorta la distancia entre “criollos” y gitanos a través de talleres de danza, el rescate de cuentos tradicionales y la celebración de fiestas significativas para esa comunidad.

Voluntarios
La actividad misionera es intensa. Los voluntarios recorren distintos puntos de Santiago en los que viven gitanos y contactan con ellos para promover su inclusión. Así, han llegado a comunidades en Forres, La Banda y Quimilí. También se preocupan por acercarse a los gitanos que de manera itinerante llegan año a año como vendedores ambulantes a ferias y fiestas locales.

Red de contención
Con todos, la premisa es visibilizarlos como sujetos de derecho acompañando su acceso al sistema de tramitación del DNI, alentando y colaborando con la alfabetización de niños y jóvenes, brindando asesoramiento legal y promoviendo a la mujer gitana. Los voluntarios también se ocupan de estar cerca, en palabra y presencia, en momentos de dolor de estas familias como lo son las enfermedades y los fallecimientos. Una red de contención se despliega por videollamadas y redes sociales para que la distancia no impida el encuentro y se continúe así la obra misionera.

Un botiquín solidario, mercadería para las familias que lo necesitan y herramientas de trabajo para microemprendimientos son otros puntales de esta pastoral que se define como “puente de inclusión”. La fuerza misionera suma, además, a la parroquia de La Salette de la ciudad de La Banda, para las campañas solidarias. En cada voluntario y en sus acciones late el espíritu de Madre Catalina y la inspiración del “Sueño Dorado”: ser comunidad con otros y para otros.

Video. Testimonio de Sofia Galarza, egresó en el 2019 y sigue participando en la pastoral.

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