Escribe: Silvia Somaré ecj.
Iba pensando en esta frase de la Hna Ana de la Cruz cuando me dirigía hacia un colegio que se llama Saturnina Rodríguez de Zavalía, es decir el nombre de laica de madre Catalina. Y surgen las preguntas ¿Dónde esta este colegio? ¿Es de las Hermanas Esclavas? ¿Por qué tiene ese nombre?
La historia es curiosa y linda a la vez. La escuela se encuentra en Holmberg, una pequeña localidad 200 kilómetros al sur de la Ciudad de Córdoba, pasando apenas la ciudad de Río Cuarto. Se trata de un colegio público, de nivel Inicial y Primario llamado originalmente Escuela N° 479 que en 1982, por un decreto de la Provincia de Córdoba se le puso un nuevo nombre.
Las razones oficiales por el que se le dio esa denominación, sin intervención de las Hermanas Esclavas, son la importante trayectoria con la Sra Rodríguez de Zavalía ha contribuido a la grandeza de la Nación y el deber de reconocer sus méritos y ponerlos de ejemplo y estímulo ante la niñez y juventud argentina. El “off de record” también dice que, al ser un Colegio que está al lado de un Batallón de Arsenales se buscó, además de lo dicho, una persona que uniese lo militar y la educación y Catalina cumplía ambos fines. Todo verdadero y todo bueno.
Pasado lo formal cuento lo que viví esa mañana del 4 de octubre. Me emocionó ver a la entrada el nombre de la madre dando nombre a esa escuela, me detuve antes de entrar a sacar fotos y sentí que allí también estaba ella. Por una jornada de capacitación sólo se encontraban los docentes y, desde Lorena la portera, hasta Marisa y Alicia las directoras, me recibieron con muchísimo cariño. Como lo hubiese hecho Catalina, llevé detentes y chocolates junto a los libros de “Siguiendo a Catalina”.
Regresando pensaba que ésta es otra travesura de Catalina, ese estilo al que debemos acostumbrarnos, tan de ella, que nos saca de lo habitual y esperable. Un colegio público que resalta su figura de esposa y laica en un pequeño pueblo de poco más de 3000 habitantes, un colegio sencillo al que concurren chicos de distintas religiones.
Más que nunca ¡Catalina es de todos!
