07.04.2020. Por Milagros Bustos, Noelia Leiva y Marisa Vergara, docentes de 4º, 5º y 6º grado, Instituto Privado “Sagrado Corazón”, Deán Funes.
Enseñar siempre ha sido un desafío a la imaginación y a la creatividad de los docentes,
para encontrar la manera de llegar a los estudiantes. Con las famosas TIC, unos más otros
menos íbamos haciendo experiencia. Pero de repente, sin pensarlo, el único recurso para
llegar a los niños fue la computadora, el aula… ¡Pero virtual! Un verdadero cambio de
escenario. Y una vez más se puso a prueba, el ingenio pero también la responsabilidad y el deseo de llegar a todos, cuanto antes, en dos o tres días.
Empezamos a transitar este camino nuevo, guiados por el Equipo de Gestión del
Colegio, que atendía nuestras necesidades como docentes y la ansiedad que genera lo
desconocido. Fue fundamental la experiencia en el manejo de la Tecnología de algunas colegas, que se han capacitado y que compartieron generosamente su conocimiento. Ahora estamos enseñando a distancia, aprendiendo todos los días algo nuevo.
Es una gran alegría recibir los trabajos de los chicos, observar las fotos de las
producciones y aunque no veamos el proceso, confiamos en que hay aprendizaje, no como lo conocíamos hasta ahora pero aprendizaje al fin, distinto, pero no por eso menos valioso.
Además podemos apreciar el acompañamiento de las familias que se comunican para
preguntar dudas o pedir ayuda. Hay una cercanía nueva.
La virtualidad también nos ha confirmado la importancia y necesidad del trabajo en equipo. Las videollamadas y el uso del Google Drive se volvieron nuestros aliados. Y parece que las seños hemos estado juntas aunque en verdad ninguna salió de su casa.
La escuela, el edificio, está cerrado. Pero, la enseñanza y el aprendizaje están ahí, en la nube, en Google Classroom, en WhatsApp, pero sobre todo en el corazón de las señoritas y sus estudiantes.
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