20 de junio de 2008 – New York. (Estados Unidos).
Mirta, mamá de Ana Paula expresa la gracia recibida de la Venerable Catalina de María: “Teníamos algunos libros que devolver en la biblioteca, que está a una cuadra de donde vivimos. La esquina de casa es un cruce importante (Kissena Blvd. y Jewel Ave.), la presencia de semáforos no impide que siembre ocurran accidentes.
A las 2:00 p.m., mi hija Paula y yo salimos de casa, caminábamos conversando amenamente, esperamos en la esquina que el semáforo nos permita cruzar, ya estábamos en la vereda del frente, aproximadamente a 30 metros de la esquina, cuando escuchamos un tremendo estruendo, al darnos vuelta para saber que sucedía, sólo recuerdo haber visto una camioneta viniendo hacia nosotras sobre la vereda, creo haber gritado CORRE!!, pero la velocidad del vehículo impidió que avanzáramos. Cuando pude percatarme de lo sucedido, estaba debajo del vehículo y Paula tenía la pierna atrapada por la llanta, impidiendo su movilidad.
El vehículo comenzó a despedir humo, parecía que iba a incendiarse, mi desesperación no tenía límites, Paula estaba allí y yo no podía sacarla, gracias a Dios, un grupo de personas comenzó a levantar el vehículo y nos llevaron a una distancia prudente. No sé cuánto tiempo pasó, las ambulancias, bomberos y policías se hicieron presentes rápidamente. Su pierna sangraba mucho, tenía el pantalón y la zapatilla destruida; la acera le había quemado al ser arrastrada por el vehículo, que terminó su carrera al chocar con la valla del jardín del edificio, la cabeza de Paula había golpeado con una de ellas. Por lo tanto fue puesta en la ambulancia y llevada al hospital más cercano. A todo esto, yo ignoraba que le sucedió, pues lo único que alcancé a ver fue su pierna llena de sangre y sé que no había perdido el conocimiento porque la escuchaba gritar, MAMI!!!; no podía acercarme a ella porque los paramédicos no me lo permitían. Mi desesperación era indecible, era una horrible pesadilla de la que no lograba despertar. Sólo dos meses después pude comprender por qué sucedió aquello.
Paula había nacido con lo que aquí denominan AVM, es una malformación de venas y arterias cerebrales. Nunca hubiéramos sabido de esto si no hubiéramos tenido aquel inexplicable accidente, gracias a eso pudimos descubrir lo que Paula tenía. Desde este momento comenzaba la carrera contra el tiempo. A causa del golpe con la valla, según el Doctor, Paula estaba en alto riesgo y había que proceder.
En aquellos días familiares, amigos y la parroquia a la que pertenecemos estábamos todos unidos en cadena de Oración. Hablando con la Sra. María Teresa, es la abuelita paterna de Paula que reside en Córdoba (Argentina), me dijo que enviaría la estampa y una reliquia de la Madre Catalina de María Rodríguez para que rezáramos pidiendo por la recuperación de Paula.
Llegó la reliquia de madre Catalina
Así fue, cuando recibimos la reliquia comenzamos a rezar con mucha Fe, perdimos el miedo, sentíamos de alguna manera la protección de Dios Nuestro Señor y que todo estaría bien.
Los Médicos nos dijeron que después de la radiocirugía, debíamos esperar dos años para saber los resultados, y si en ese momento estaría fuera de peligro. Cada tres meses Paula era sometida a diversos estudios para comprobar la evolución del problema. Para sorpresa de los médicos, a los seis meses dijeron que la evolución era sorprendentemente positiva, casi nada quedaba del AVM, sentí que el milagro había sucedido, pero de todos modos debíamos esperar los dos años. Gracias a la intervención Divina, han pasado los dos años y Paula está fuera de peligro”.