Vicki tiene 22 años y es fiel a los jeans y las zapatillas. Pero también es fiel a los dones que Dios le ha dado, es gracias al uso de su inteligencia, una de las mejores alumnas de Derecho de la Universidad de Santa Fe; también por su generosidad es capaz de donar su tiempo para explicarle a sus compañeros algún tema difícil; también por su simpatía y sencillez tiene muchos amigos con quienes comparte ideales.
Uniendo generosidad con amistad nos trae el don del servicio, con un grupo de ellos (algunos de su Parroquia) sale dos noches a la semana a servir café, a dar un alimento, pero sobre todo una sonrisa a la gente en situación de calle. Y como decía la Madre Teresa de Calcuta, da hasta que duela ya que a veces se priva de alguna ropa, o alguna golosina para comprar para esta gente lo que necesiten.
“rezando el rosario todos los días siento que María me empuja a vivir al estilo de Jesús”
No es de misa diaria, pero no falta los domingos y ayuda en la catequesis de confirmación los sábados en la tarde. Victoria es la mayor de tres hermanos y salvando las buenas y típicas peleas de familia, dialoga, escucha, disiente y acuerda con ellos y sus padres. En familia comparten la pasión por el fútbol y suelen ir a la cancha a ver su equipo favorito, gustan también de los paseos y de la familia ampliada con sus abuelos.
Un día me llamó la atención al ver todo lo que hacía, del mejor modo y siempre con una sonrisa…con su habitual sencillez me contestó “al paso que se trabaja se ama” y rezando el rosario todos los días siento que María me empuja a vivir al estilo de Jesús.
Victoria, una de las tantas chicas de jeans y zapatillas, es una santa que yo descubrí que tenía sentada en el banco de al lado en la Universidad.